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Los Haitises: entre la lucha y el crimen

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Una familia adinerada de la cibaeña provincia de Santiago, de apellido García Estrella, quiere construir dentro de los Haitises una cementera, sin importar el daño ecológico que produciría.

En oportunidades hemos visitado el hermoso parque nacional y por ello nos acercamos al legendario luchador social, popular y sindical, Francisco Antonio Santos, quien tiene una basta experiencia de trabajo en esa zona y nos manifestó que la riqueza natural de los Haitises se debe a la evapotranspiración presente en esta reserva ecológica, por lo que sentenció, que “hay que estar ojo avizor, ya que está amenazada de muerte”.

Los Haitises es uno de los parques más importantes de América, considerado el pulmón del Caribe, el cual data de más de 3 millones de años, ocupando un territorio de alrededor de 2000 kilómetros cuadrados.

Los pobladores de Monte Plata, Bayaguana, Sabana Grande de Boyá, el Valle, Sánchez, Samaná, Nagua, Villa Rivas y otras comunidades del este, el nordeste y la provincia Santo Domingo son beneficiarios directos del parque nacional de los Haitises.

Los Haitises fue creado en la República Dominicana mediante la Ley 409, del 3 de junio de 1976, aunque ya en 1968, la Ley 244 había creado una Reserva Forestal llamada Zona Vedada de los Haitises, donde nacen los ríos Payabo, Los Cocos y Naranjo, y los caños Cabima, Estero, Prieto y otros.

Su límite y, por lo tanto, su superficie, ha sido modificado varias veces y actualmente está indefinido. Se encuentra ubicado, en gran proporción, en el municipio de Sabana de la Mar, provincia de Hato Mayor del Rey y se completa en las provincias de Monte Plata y Samaná.

Haitises significa tierra alta o tierra de montañas, aunque el conjunto de colinas o "mogotes" tiene alturas que oscilan entre 30 y 40 metros.

Desde el punto de vista hidrográfico, Los Haitises y sus áreas de influencia comprenden dos regiones: la cuenca baja del río Yuna y la zona de Miches y Sabana de la Mar.

En los Haitises nacen 147 ríos, arroyos y cañadas.

En esta fuente viva de riquezas naturales encontramos manglares y árboles endémicos y ricas especies, entre ellas, las ballenas jorobadas que cada año, para su apareamiento, visitan las costas de Samaná, además del manatí y los bosques secos.

El legendario luchador y revolucionario, don Francisco Antonio Santos, expresó que los últimos cien años los Haitises, como reserva ecológica, han sufrido junto a su población unas visitas históricas y forzadas. Recordó que el conflicto se inicia con el peregrinaje forzoso en 1916, a raíz de la primera invasión norteamericana, quienes declararon a los Haitises Monumento Nacional, pero que su único objetivo era el de apropiarse de su riqueza.

A raíz de la construcción del Ingenio Rio Haina se puso de moda la consigna “el que no coge la loma no se selva”, y tanto este como la edificación del ferrocarril Sánchez-La Vega obligó a muchos campesinos ir, abrir el surco e iniciar una nueva vida dentro del parque de los Haitises.

Lo mismo sucedió con el paso del ciclón David, en el año 1979, donde centenares de familias campesinas, procedentes de Azua tuvieron que descubrir a los Haitises como destino para vivir. Francisco Antonio dijo que si hoy en las tierras de los Haitises se produce ñame, yautía y otros víveres se debe a las familias emigrantes sureñas.

Una vez más estamos frente a los asesinos ecológicos, otra vez los Haitises reciben, de los que creen más en sus intereses personales y de familia, la amenaza de instalar allí una empresa procesadora de cemento, exactamente donde está su mayor riqueza: las piedras calizas, materia prima (hasta de color blanco) para la confección del material de construcción.

A la familia García Estrella de Santiago, a quien el gobierno le entregó una vez la Loma Diego de Ocampo, son dueños de algunos medios de comunicación y empresarios de acero.

Esta familia, la cual fue invitada por el presidente Leonel Fernández a su reciente viaje a España, son los que quieren darle la puñalada mortal a los parajes y secciones de Gonzalo, en los Haitises, pero allí las organizaciones campesinas, ecológicas y el pueblo en general están dispuestos, y preparados para levantarse y lanzar el grito de guerra: ¡No a la cementera en el área de amortiguamiento de los Haitises!

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