Hoy 9 de mayo 2019. Un verdadero desorden institucional. La Junta Central Electoral no obedece la sentencia del Tribunal Superior Electoral que anula la escandalosa acción del grupo del Partido Revolucionario Dominicano, guiado por Miguel Vargas Maldonado, que no permitió votar al grupo dirigido por el doctor Guido Gómez Mazara.
La Junta Central Electoral viola la Constitución al decidir el arrastre del voto. Solo el doctor Roberto Saladín no estuvo de acuerdo y el doctor Julio César Castaños Guzmán expresó “no hay marcha atrás”. ¡oh Duarte cuánto se ignora!
El Ministerio de Obras Públicas continúa la construcción de una terminal para autobuses en el Parque del Este. Desobedece la sentencia del Tribunal Superior Administrativo que prohibió esa construcción.
Senadores y diputados continúan llenando los bolsillos con el peculado prohibido por la Constitución. “El funesto barrilito”.
Estamos en un sistema de intereses económico brutal. No en los impulsos que conducen al hombre a la política, esa fuerza del mantenimiento de la justicia en la sociedad y de fortaleza, que implica actuar con pureza y no permitir, obedecer lo ilegal que engendra la corrupción. Todo mal no queda oculto, por ser ley de Dios. Solo una mirada de soslayo: expresidentes, ministros y funcionarios en América Latina en prisión, otros en procesos y en solicitud de extradición. Todos por corrupción en sus funciones.
No aspiramos la Constitución de Solón ni las leyes de Licurgo, Corondas, Zeleuco y Cicerón. Si deseamos ver la obediencia a la Constitución y leyes. Pero, para esto se necesita sanación espiritual y un carácter Duartiano nacionalista. “Sed justo lo primero y apagareis la tea de la discordia”. Justicia para preservar en el bien y no los intereses de avaricia antidemocráticos.
Dominicanos voy a la Roma antigua. El abuelo Tulio conversando con su nieto el jurista, gran tribuno y filósofo estoico. Le dijo. “Querido nieto cunado en Roma gobiernen los hombres y no las leyes caerá el imperio”. Esto sucedió.
Ahora leamos a Marco Tulio Cicerón en su DIVINA E INMANENCIA. Esta conclusión no agota por completo el significado de la Ley natural y divina. La ley procribe el bien y aparta el mal. La verdad intuida por Dios no difiere de la virtud intuida por el hombre recto. Podemos, sin duda, dejarnos arrastrar por las pasiones y conseguir una visión muy torcida del Bien; esto se debe a nuestra imperfección, que no tiene lugar en Dios. Podemos también ser rectos y virtuosos, guiarnos por la razón y obedecer la voz de la Naturaleza, y esta posibilidad es suficiente para darnos el derecho de ostentar un título sublime: el de miembro de “una sola comunidad constituida por los dioses y por los hombres”.
Nuestros invitados de hoy: Rabindramath Tagore. “Señor dame fuerza para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana”.
Mahama Gandhi: “Cuando el ojo de una persona dice una cosa, su lengua otra, y su corazón otra distinta, estamos ante un tipo que no sirve para nada”. “Es asombroso comprobar hasta qué punto es capaz el ser humano de engañarse a si mismo”.