La cultura es ese lenguaje universal que siempre une a dominicanos y dominicanas. Por estos días, los festivales de Teatro y de la Guitarra prodigan ese saber indispensable que abrazamos desde la escuela, el hogar y los valores tradicionales que heredamos de nuestros abuelos y padres.
¿Cómo nos une esa simiente para crecer? El derecho de todos y todas a la espiritualidad, al arte, al conocimiento, permitirá que seamos mejores seres humanos y, en gran medida, para que ayudemos a transformar a nuestra sociedad.
Podemos acceder a esa libertad de saber y decidir, de interpretar y opinar con argumentos en la medida en que seamos más cultos y más libres.
Sería propicio aprovechar ambos festivales para conocer, disfrutar y estimular la relación con los demás en un ejercicio democrático, auténtico, participativo y de amplia solidaridad como corresponde a los hijos de la Patria de Juan Bosch, de quien celebramos su centenario este año y, particularmente en este mes de junio, países de América Latina y Europa reconocen su prominencia y pensamiento universal, para honra de quienes pueblan esta nación.
De hecho, los saberes compartidos hacen posible ese despliegue de sabiduría que necesitamos aún más en estos momentos de crisis global, para defender el más legítimo derecho de todo ser humano, que es la vida y su enriquecimiento en el más amplio sentido de tan amplio concepto.
El amor siempre será ese vínculo, ese abrazo, que como diría el trovador Silvio Rodríguez “engendra la maravilla”.
Compartir lo que sabemos es parte de ese engendro maravilloso y si se realiza a través del arte: la música, las obras teatrales y todo cuanto tiene que ver con el crecimiento personal que opera desde lo más íntimo, vale mil veces la pena.
Aprovechemos estos días de saberes y goces, están al alcanza de nuestras manos y, sin duda, lo agradecerá mucho más el corazón.