Los acontecimientos sucedidos en Honduras, donde las fuerzas oscuras de ese país se alzaron con el santo y la limosna del gobierno, en un odioso y anacrónico golpe de Estado en contra de Manuel Zelaya, presidente constitucional de esa nación, establecen claro y conciso el rumbo que seguirán los regímenes totalitarios de izquierda o los que están por avenirse a esta corriente sectaria. Dejando establecido el objetivo de detener esta tendencia existente en América Latina por parte de los que trazan las pautas de la geopolítica en el mundo.
Aquellos mandatarios que se han solidarizado con el depuesto presidente y que no están dentro de los que abiertamente propugnan por el Socialismo Bolivariano o de los que Fidel Castro manipula contra Estados Unidos, deben ir colando su café bien claro para que no les vaya a pasar lo mismo que a Zelaya en Honduras. Específicamente, me quiero referir a Leonel Fernández, quien con su ambivalente retorica, aparenta muchas veces, ser un seguidor impenitente de los que han creado el desasosiego en América Latina.
La política viajera del mandatario dominicano, costosísima por demás, incoherente con el modo de accionar en su país, denota que Fernández está preocupado con lo que sucede en los países que se han pasado al otro bando. Pues, no se justifica, bajo ningún concepto o predicamento, que teniendo Dominicana en estos momentos tantos problemas sociales y económicos, este señor, emprenda un periplo por el mundo para denunciar el golpe de Honduras y respaldar a Zelaya. Cuando lo que debiera es enfrentar las situaciones negativas que abaten a su gobierno. ¡Qué son muchas!
Puede ser que estén sucediendo dos cosas: ¿siente temor Fernández a que por su apoyo a Chávez y demás se le pueda estar cocinando algo en el Imperio?, o ¿realmente viaja con el fin de evadirse para no dar la cara a los dominicanos que reclaman la solución urgente de sus necesidades perentorias, y lo que le corresponde, que es producir el pare definitivo a la corrupción rampante que esta corroyendo las bases del Estado, y que algunos piensan que la lenidad en sus actuaciones obedece a un plan para justificar el advenimiento de un sistema autocrático similar a los que ya mencionamos?.
Lo cierto es que Fernández está actuando de forma muy errática. Se le sindica como un presidente de centro izquierda, pero actúa bajo el amparo de las fuerzas más oscuras del país y que son los beneficiarios de una impronta irresponsable e indolente por su parte para con el pueblo. Y por otro lado, pontifica y promueve retóricamente a los gobiernos que siguen la línea marxista. Hay quienes piensan que el mandatario dominicano está jugando con el tiempo, esperando que se maduren las condiciones para hacer lo mismo que los otros,”alzarse con el santo y la limosna” también.
Mientras tanto, la miseria, injusticias y corrupción reinantes en el país, están devorando a los nativos de esta media isla. Y la luz que en su lámpara de Aladino muestra en todas sus apariciones en foros internacionales, y el seudo crecimiento de la economía que como portaestandarte exhibe a donde quiera que va, así como la famosa macroeconomía que vende como éxito de una actuación impoluta a sus homólogos, está casi apagándosele por falta del combustible de la verdad. Situación que está trayendo en los dominicanos la frustración definitiva causada por un gobernante que le preocupa más lo que sucede fuera, que lo que acontece de forma gravosa en su nación.
Y esto, que muchos dicen que es a propósito que lo hace, puede dar al traste con el sistema democrático del país. Trayendo de nuevo los gobiernos de facto o implementando forzadamente el sistema que aparenta seguir según sus manifestaciones internacionales. Y es que Fernández Reyna, ha demostrado desde el principio de sus gobiernos, y en cada una de sus actuaciones internacionales, que prefiere ser “candil de la calle y oscuridad del país” pues pasa más tiempo inmerso en las disquisiciones de fuera que el que le dedica a sus coterráneos al frente de la dirección gubernamental.
(*)Periodista dominicano residente en Estados Unidos