Tanto Colapso (Jared Dimond) como Una Verdad Inconveniente (Al Gore), muestran como desde una avioneta se puede notar la diferencia de color que divide la isla Hipaniola en dos países. Verde oscuro identifica la República Dominicana y marrón claro, la República de Haití.
A inicios de mis estudios (Junio, 2006) me percaté del importante vínculo entre el medio ambiente y la economía, especialmente para un país como la República Dominicana, donde los recursos naturales sientan la base de su patrimonio.
Me sentía orgullosa cuando en mi maestría en Estudios Ambientales (FIU) me preguntaban sobre nuestros diversos parques nacionales y el manejo de nuestras áreas boscosas. A pesar de algunas decepciones, hablaba maravillas sobre la, relativamente, nueva Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARENA) y los proyectos de Desarrollo Sostenible en los que me encontraba involucrada.
Mi activismo en la comunidad de Miami me permitió contar con la atención de mis compañeros y supervisores. Fui seleccionada para participar como experta de medio ambiente en dos canales reconocidos de televisión; participé en la fundación del primer grupo de acción verde de la universidad y realicé trabajos voluntarios para distintas ONG.
Apenas unos meses atrás me enteré sobre el permiso que el gobierno había concedido para la construcción de una cementera en el Parque Nacional Los Haitises. No concibo que en estos tiempos, donde la misión global es de ser más conciente del medio ambiente, la República Dominicana pusiera su capital más tangible en juego.
Al parecer, Jared Dimond y Al Gore no se equivocaron de un todo. Los dominicanos nos hemos levantado en protestas, utilizando todo tipo de recursos (comunicación vía texto, facebook, blogs, artículos de periódico, listas de firma, artículos de revista, huelgas, expresión de arte, fotografías, conciertos) se ha articulado una red ciudadana que dice “NO a la cementera en Los Haitises”.
Me siento orgullosa de ser dominicana y de haber escogido una profesión que vela por los intereses de los dominicanos. Es hora de que el gobierno escuche el mandato popular y diga también “NO a la cementera en los Haitises”.