Dominicanos: Urge seguir las huellas del padre de la patria Juan Pablo Duarte. Seamos felices…
En el incierto tránsito terrenal debemos disfrutar un diario vivir bueno. Estar pensando y actuando en lo correcto en todas las circunstancias, que nada domine, se oponga a la firmeza de la voluntad armoniosa, proporcionar lo apropiado. Eso lo entiendo como el ejercicio de la propia libertad creadora de la vida, la felicidad. Como seres humanos tenemos nuestros propios valores de la naturaleza humana y también de una capacidad creadora.
El hombre bueno realiza sus decisiones naturales o relevantes sin duda en su mente, excepto su conocimiento de lo que es ser bueno o lo que es vicio. Nuestros pasos son controlados por el conocimiento de lo bueno o lo malo. Y estar en la firmeza que el fin de la vida es vivir en armonía consigo mismo y los demás.
Durante los años 1954 y 1955 yo estudiaba en la escuela de Guerra Antisubmarina, en la Base Naval de Cayo Hueso, Florida, Estados Unidos y cuando iba a Miami pasaba horas leyendo en la Asociación de Jóvenes Católicos, avenida Byscaine, y no he olvidado este pensamiento: “El secreto más profundo es que la vida no es un proceso de descubrimiento, sino un proceso de creación. No es descubrir a vosotros mismos, sino que os creeís a vosotros mismo de nuevo. Tratáis por lo tanto, no de averiguar, quienes sois, sino de determinar quiénes queréis ser”.
Observando las protestas a nivel nacional por el fracaso de las elecciones para miembros de los ayuntamientos el 16 de febrero de 2020. He estado en la década de los años 1944, esos amargos momentos de las protestas en la India y su líder Mahatma Gandhi. Ungido de una excelsa educación expresó. “En la vida tiene que haber armonía, y ésta debe impregnar toda acción y toda conducta”. “El ser humano sabe cuál es su obligación y, sin embargo, no hace lo que debe hacer. ¿Por qué?
Lleno de fe estoy firme en que el dominicano en su íntima naturaleza es un ser humano muy bueno. Les digo como Gandhi expresó. “Quién sigue en camino de la verdad no tropieza”. Eso es lo que digo a un amigo. No me importa que piensen que soy un soñador. Cuando yo navegaba veía frente al Cabo Hateros, Costa de los Estados Unidos, Océano Atlántico, que el mar volvía a su calma por muy fuerte que haya sido la tempestad.
Esta mañana al despertar, la oración que aprendí de San Agustín. Ama, y haz lo que quiera; si callas, callarás con amor, si gritas, gritarás con amor, si corriges, corregirás con amor, si personas, perdonarás con amor”.
Rabindranah Tagore, poeta y filósofo indio. Nos deja esta experiencia: “si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará”.
Consérvense bueno, sano-alegría
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana