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Crisis económica hace aflorar nuevas formas de periodismo

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Londres.- La crisis económica de los medios ha hecho aflorar nuevas formas de periodismo, que si no están en condiciones de sustituir a los medios tradicionales, rinden en cambio un importante servicio a la democracia.

Así lo señala a EFE Michael Schudson, profesor de la Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia (EE.UU.), que acaba de llegar a Londres para preparar junto al ex director del Washington Post Leonard Downie un informe con recomendaciones sobre el futuro de los medios.

"Queremos entrevistar a responsables del diario The Guardian y de la BBC porque nos interesa tanto la fundación sin ánimo de lucro propietaria de ese diario como el carácter público de la emisora", explica Schudon, autor de una colección de ensayos sobre periodismo titulada "Why democracies need un unlovable press" (Polity Press).

"En los últimos años han surgido en Estados Unidos numerosas organizaciones sin ánimo de lucro integradas por un número muy reducido de reporteros, muchos de ellos salidos de los medios tradicionales, que se dedican al periodismo de investigación".

En una entrevista con EFE, el profesor norteamericano cita en concreto el caso de Pro Publica, con sede en Manhattan y que dirigen Paul Steiger, procedente del Wall Street Journal y Stephen Engelberg, del New York Times, fundada en 1977 como reacción a la crisis por falta de recursos del periodismo de investigación.

"Su objetivo es generar treinta o cuarenta informaciones muy bien investigadas al año", señala Schudson.

Hay otros medios, como por ejemplo, The Voice of San Diego, de California, que investigan temas de interés local como las escuelas, el gobierno municipal, el medio ambiente, el sector inmobiliario, y dependen para su financiación de empresarios filántropos y fundaciones benéficas como la Knight Foundation.

El Chin-Town Daily News, de Chicago, sigue el modelo que se conoce en Estados Unidos como "pro-am" (es decir, está integrado tanto por profesionales como por amateurs o aficionados que trabajan a título voluntario.

"Es cierto que ninguna de esas organizaciones va a poder crear una corresponsalía en Irak o Afganistán, pero desempeñan un papel crucial en una democracia de control del gobierno local", señala.

Al mismo tiempo, la crisis económica de la prensa tradicional es tan grave que está obligando a cerrar las corresponsalías que tenían en Washington muchos periódicos y que ahora dependen para sus informaciones de ámbito nacional de los servicios de las agencias y de otros grandes periódicos como el New York Times o el Los Ángeles Times.

Por lo que respecta a las informaciones internacionales se ha producido en Estados Unidos un fenómeno muy interesante y es que, gracias a Internet, cada vez más norteamericanos siguen los sucesos del mundo a través de medios extranjeros, sobre todo británicos como la BBC, señala Michael Schudson, quien cuenta a título de anécdota que un taxista neoyorquino le confesó que era un incondicional de esa emisora pública.

Schudson no se hace, sin embargo, ilusiones sobre el futuro económico de los medios tradicionales en la era de Internet y apunta como significativo el hecho de que una agencia internacional (AP) anunciase este fin de semana la puesta a punto de un mecanismo para intentar proteger su contenido frente a la piratería en la Red porque "las informaciones tienen un valor".

El profesor norteamericano, que se confiesa optimista pese a todo, no parece en cambio demasiado preocupado por la aparente cacofonía de la blogosfera ya que, según dice, el boca a boca permite que los blogueros más interesantes o competentes terminen aflorando como la nata.

Han surgido además en ese nuevo universo individuos que dan calificaciones a los propios blogueros, lo cual obliga a éstos a ser más rigurosos si quieren ganar prestigio en la bloqosfera, señala Schudson.

El profesor de Columbia está en cualquier caso convencido de que hay actualmente más transparencia que nunca, tema al que quiere dedicar un próximo libro, que analizará la historia de la apertura informativa en el Gobierno y en la sociedad de EEUU, sobre todo a partir del escándalo de Watergate.

Antes de los años setenta, no se informaba, por ejemplo, de la financiación de las campañas políticas, explica Schudson, según el cual lo mismo puede decirse de otros temas de interés público como la sexualidad o la salud.

"No es que las cosas vayan a peor, sino que sabemos mucho más de lo que pasa a nuestro alrededor, y esto no es siempre agradable", sentencia.

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