Aquellos días serán inolvidables. Entre el 10 y 25 de julio, noventa y cinco menores de diferentes partes del país, recibieron atención especializada en cirugías reconstructivas en el Hospital de las Fuerzas Armadas de la capital dominicana, donde un grupo de 40 especialistas y voluntarios, representantes de 8 naciones, inició la misión médica inaugural de la Operación Sonrisa.
Debido a la iniciativa del doctor Wiliam Magee y su esposa, esta acción altruista se ha multiplicado por el mundo hace una veintena de años. En la República Dominicana, médicos criollos y otros voluntarios participan en la humanista labor de forma gratuita, para beneficiar a pacientes provenientes de familias con muy pocos recursos.
La Asesora regional para Centro América y el Caribe, Arlene Arias de Moreno y el doctor Luis Daniel Crespo, cirujano plástico graduado en Harvard, integraron el equipo multidisciplinario de Operación Sonrisa, que formaron médicos, pediatras, terapeutas del lenguaje, nutricionistas y pediatras.
A pesar del escaso tiempo con que contaron durante las intensas jornadas de operaciones, ambos accedieron a conversar para los lectores de DominicanosHoy.
En relación con el tratamiento quirúrgico de los labios leporinos y otras afecciones faciales, el doctor Crespo apuntó: “Son, en su mayoría, malformaciones congénitas que representan un elemento difícil para la familia. La idea es devolverles la sonrisa porque el labio se separa y esto crea una deformidad en el paladar, labio y nariz; se producen dificultades para hablar. Nuestra labor es reparar, reconstruir ese defecto.
“En particular, los labios leporinos constituyen una enfermedad multifactorial. Tienen un patrón hereditario, pero además integran diversos factores nutricionales, padecimientos infecto- contagiosos, problemas traumáticos, y otros males que se asocian. No sólo nos ocupamos del aspecto físico, sino que evaluamos, solucionamos y encaminamos a este ser para que se integre a la familia y su comunidad”.
Veintisiete años de labor…
La Asesora regional para Centro América y el Caribe explica que en la República Dominicana se trabaja hace un año y medio para lograr esta primera acción médica, “que no será la única”, puntualiza.
Confiesa sentir satisfacción por la gran acogida que recibieron en tierra dominicana: “Aquí son auténticos, bondadosos, abiertos. Tenemos voluntarios, médicos y paramédicos que trabajaron con entusiasmo junto a nosotros en el hospital. El aporte de todos ha sido importante. Mientras unos aseguraban la alimentación; otros se ocupaban de los medicamentos de los pequeños pacientes. Ha sido una tarea muy grande”.
El doctor Daniel Crespo considera que las principales motivaciones para trabajar en la Operación Sonrisa son, básicamente, al amor y el afán por restaurar la vida de otros seres. “Quien más da, más recibe. Lo que hacemos en cualquier parte del mundo significa un sacrificio por lograr la alegría de los otros, su bienestar”.
Con una interrogante llena de pasión, el especialista resume la esencia del proyecto: “¿Se da cuenta que una hora, un tiempo de nuestros esfuerzos le cambia toda la vida a una persona? Eso nos llena de orgullo”.
El apoyo
Arias destaca el sustento monetario que aportaron patrocinadores locales: “Pudimos realizar el trabajo gracias a personas e instituciones que nos ayudaron con el trasporte, los alimentos y medicinas para los pacientes. Por ejemplo, los Laboratorios Amadita ofrecieron su colaboración incondicional en todo”.
En 2007, Operación Sonrisa celebró su cumpleaños 25 años con la ejecución de 5 mil operaciones quirúrgicas en 40 sitios de diferentes territorios. Arlene Arias lo recuerda como uno de los momentos más emocionantes de su vida: “Decidimos festejarlo de esta manera. Estábamos en contacto los unos con los otros y veíamos lo que estaba pasando en Colombia, Viet Nam, en todas partes y las historias que se sucedían. Cada vez que arribamos a un lugar, escuchamos testimonios conmovedores, muy tristes, que tocan al corazón. Son múltiples las emociones que sentimos, nos llevan a seguir adelante, a mejorar lo que hacemos”.
– ¿Fue como una gran fiesta de bisturí y amor…?
“Sí, de mucho amor, de los médicos con los pacientes, de los familiares con los doctores, con todos…”, añade la sencilla mujer, considerada núcleo aglutinador de este programa mundial.
El doctor Daniel Crespo, por su parte, valora como “muy gratificantes”, esas experiencias. “Por ejemplo, en Panamá un señor que tenía labios leporinos, cuando estuvo operado y recuperado se nos acercó con su novia para decirnos que había dado el primer beso de su vida. Fue muy conmovedor”.
Al final de la entrevista el cirujano plástico y la Asesora Regional contaron estremecedoras anécdotas, que por motivos de espacio no podemos reproducir. Pero, resulta imposible dejar de mencionar a una niña de apenas diez meses, que llegó a Operación Sonrisa con labios leporinos y paladar hundido. Había sido abandonada por la madre desde su nacimiento y la adoptó una prima.
“No pudimos esta vez solucionar su caso, pues no tiene la edad requerida, pero su expediente estará listo en nuestra próxima visita. Mientras, la dejamos con tratamientos de otros especialistas, para que su operación sea un éxito”, opina el doctor.
– Entonces, ¿volverán pronto?
“Sí”, responden ambos con entusiasmo y el cirujano se pronuncia: “Retornaremos en mayo próximo para reevaluar los 140 casos que están pendientes, entre ellos el de la niña. Nos llevamos, además, expedientes, estadísticas, testimonios. Tenemos vínculos de trabajo con universidades en los Estados Unidos para continuar las investigaciones y realizar referencias de casos que son muy difíciles de operar aquí”.
Operación Sonrisa ha incorporado en su proyecto a ortopédicos, otorrinolaringólogos y otros especialistas de ortodoncia, odontología y terapias de lenguaje.
Para ambos representantes de la magna organización, resulta imprescindible que cada vez se sumen más voluntarios: “Nos hemos dado cuenta de la falta que hacen estas intervenciones quirúrgicas. Fíjense ustedes que, si en diez días operamos 95 casos y dejamos más de un centenar previsto para cuando regresemos en mayo, lo que necesitamos son manos amigas que apoyen y patrocinen, como lo hicieron en esta ocasión.
“Mientras más ayuden, más operaciones podrán realizarse y habrá más sonrisas en cada hogar dominicano”, concluyen casi al unísono.