La corrupción de los funcionarios públicos determinó que en 1963, en la República Dominicana se produjera un golpe de Estado que terminó con el gobierno encabezado por el profesor Juan Bosch, según lo confesó el propio fundador y presidente Ad Vitam del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), actualmente en el poder.
“Aunque hubo numerosas causas, todas coincidentes para el golpe militar dominicano de 1963, la que lo determinó fue la corrupción”, expresa Bosch en su libro “Crisis de la Democracia de América Latina en la República Dominicana”.
Los actos dolosos de los que fue víctima su administración, Bosch narra que eran cometidos tanto por funcionarios civiles como militares.
En la citada obra, Bosch pone como ejemplo que el coronel piloto Miguel Atila Luna Pérez, para entonces jefe de la aviación militar, quiso convencerlo de que comprara aviones por valor de seis millones de pesos, donde el alto militar se ganaría un millón.
La revelación del ex presidente Juan Bosch derriba algunas hipótesis sobre la causa principal del derrocamiento del autor de la teoría “Dictadura con respaldo popular”.
Una de esas conjeturas más creíbles a través del tiempo, es la que asegura que a Bosch lo derrocaron los Estados Unidos, quienes bajo el argumento de que pretendía instaurar en la República Dominicana un gobierno comunista similar al instaurado en Cuba por Fidel Castro, a raíz de la revolución que terminó con la dictadura de Fulgencio Batista.
Círculos políticos, empresariales y de la sociedad civil hablan de que los principios éticos y morales con los que consideraba Juan Bosch que debía manejarse la administración pública, distan mucho de los métodos de gobernar que emplea su sucesor Leonel Fernández.
Bosch deploraba la corrupción, y llegó, incluso, a denunciar con nombres y apellidos a quienes durante su gobierno se aventuraron a practicar ese cáncer social. El presidente Fernández y los principales funcionarios de su entorno se han dedicado a defender a los servidores de la administración acusados de corrupción y nepotismo.
En la recién encuesta Gallup-Hoy el gobierno de Leonel Fernández aparece muy mal parado con relación a su falta de voluntad para combatir la corrupción en su administración.
La encuesta revela que el 66% de los dominicanos considera que la corrupción está aumentado, mientras un 58% que ahora hay más corrupción que antes y un 48% que ahora hay más corrupción que cuando Hipólito Mejía. Apenas un 14% percibe que la corrupción disminuye.
Asimismo, el 83% de los encuestados reflexiona que la impunidad ocurre muchas veces. Ante una pregunta en la que se deja que sea el encuestado quien indique dónde hay más corrupción, señalan al sector público y la institución más citada fue la CDEEE.
El 59% de aquellos que, respondiendo a otra pregunta, se declararon simpatizantes del PLD, ven que la corrupción aumenta, por lo que los mismos peledeístas aceptan el hecho.
A esa percepción de la población se agregan las denuncias sobre la corrupción y nepotismo que han venido haciendo medios de comunicación, empresarios, religiosos y otros miembros de la sociedad civil, quienes han demandado del presidente Fernández sanciones contundentes contra los infractores de las leyes.
En las denuncias se han mencionado instrucciones públicas concretas: Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEE), Instituto Dominicano de Recursos Hidráulicos (IDRHI), Programa de Reducción de Apagones (PARA), y la Oficina Técnica de Transporte Terrestre(OTTT).
Tras el surgimiento de las denuncias de corrupción en las instituciones del Estado, una gran cantidad de los funcionarios de mayor jerarquía han acudido a los medios de comunicación a defender su gobierno.
Los funcionarios públicos alegan que no existe corrupción en las instituciones públicas, sino una percepción de la población sobre la existencia de ese flagelo.
Se entiende por percepción el primer proceso cognoscitivo a través del cual los sujetos captan información del entorno. La razón de esta información es que usa la que está implícita en las energías que llegan a los sistemas sensoriales y que permiten al individuo formar una representación de la realidad de su entorno.
La percepción de la población está en los parámetros evaluativos que usan en sus encuestas los partidos políticos (incluyendo el que actualmente gobierna), para conocer sus posicionamientos frente a los contrincantes y que en la mayoría de los casos (si la firma que la elabora es seria) los resultados de esa percepción coinciden con los resultados electorales.