MADRID.- La fractura de una vértebra, fruto de la osteoporosis, puede causar un gran dolor a quién la sufre. Hace ya varios años, como complemento al reposo y la administración de calmantes, se introdujo el uso de una técnica, la vertebroplastia, que consiste en inyectar cemento en la parte afectada. Como resultado, las molestias y la falta de movilidad disminuyen. O no. Dos nuevos estudios, recogidos en ‘The New England Journal of Medicine’, muestran que esta intervención no es más eficaz que el placebo.
Uno de los principales sorprendidos por estos resultados es David F. Kallmes, autor principal de uno de estos trabajos; el mismo que a principios de 2009 dio a conocer otra investigación en la que se mostraba el buen papel de la técnica. Antes de lanzar las campanas al vuelo, el experto anunció que iba a iniciar un trabajo doble ciego (comparar la técnica con el placebo) para confirmar definitivamente estos buenos datos. Pero esto no ha sucedido: su nuevo ensayo refuta la tesis inicial.
Además del documento capitaneado por Kallmes, profesor de Radiología de la Mayo Clinic (Minnesota, EEUU), la citada revista científica se hace eco de otro trabajo con similares resultados. El primero, realizado en EEUU, y financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), abarcó un total de 131 pacientes. Y el segundo de ellos, llevado a cabo por un equipo de Australia, involucró a 78 personas.
"Ambos equipos tuvieron problemas a la hora de reclutar a los participantes porque mucha gente cree en el tratamiento, deseaba someterse y no quería correr el riesgo de acabar formando parte del grupo control", explica la autora de un artículo aparecido en ‘The New York Times’.
En sendos trabajos, la muestra se dividió en dos grupos: los que se sometieron a la vertebroplastia real y los que no. Todos los pacientes recibieron anestesia; acudieron a quirófano, donde estaba presente el cemento; y, en la mitad de los casos, se llevó a cabo la intervención.
Un seguimiento máximo de seis meses
A continuación, los expertos realizaron un seguimiento de los enfermos. El equipo de Kallmes estudió su estado de salud pasado un mes. Por su parte, el otro grupo, capitaneado por Rachelle Buchbinder, del Hospital Cabrini (Melbourne, Australia), valoró a los pacientes transcurrida una semana y después de uno, tres y seis meses (en este último periodo, se siguió a 71 de 78 pacientes).
"No hemos encontrado un efecto beneficioso de la vertebroplastia, en comparación con el procedimiento fingido, en pacientes con fracturas vertebrales dolorosas, fruto de la osteoporosis", concluyen Buchbinder y sus compañeros de investigación.
Por su parte, el trabajo de Kallmes, que lleva varios años realizando este tipo de intervención, tampoco se muestra favorable a la eficacia del cemento. "Las mejoras del dolor y de la consecuente incapacidad […] en los pacientes tratados con la vertebroplastia fueron similares a las del grupo control", subrayan.
Antes de abandonar el uso de esta técnica, los expertos inciden en la importancia de realizar más trabajos en los que se repliquen estos resultados. Antes de su llegada, este tipo de pacientes contaba con pocas opciones y ahora lo cierto es que muchos salen del quirófano sin dolor.
"Los datos sugieren la necesidad de llevar a cabo más estudios que determinen si el efecto a largo plazo es similar en ambos grupos. Esto es especialmente importante, ya que el diseño de nuestro trabajo limitó la posibilidad de arrojar luz sobre la eficacia de la vertebroplastia a largo plazo", apunta Kallmes.