El 16 de octubre del 2006, Roberto Salcedo, sindico de Santo Domingo, decía que “ninguna obra que ejecuta el Cabildo está paralizada y que al contrario estaba iniciando otras obras como el rescate del litoral Sur de la ciudad (el malecón), y que pronto con “Cambia Santo Domingo” intervendría cuarenta avenidas de la capital. Más todavía, con los cabildos del Norte, del Este de Santo Domingo, se iniciaba una campaña de educación ciudadana. Exageraba su contentura afirmando que en sus primeros cuatros años había recuperado el área verde del km 9 de la autopista Duarte, el litoral Sur de la ciudad liberando la Plaza Juan Barón, Guibia y la Plaza Omar Torrijos, incluso con un especial sentido del humor decía que todo se había hecho de manera consensuada, de la mano con los buhoneros, pues los había desalojados y reubicados hacia zona (donde nadie iba y donde no podían vender a nadie).
¡Cuánta alegría, convivir con una ciudad con filtrantes tapados, inundable y sin sombra, sin mobiliario urbano para sentarse pero que suerte podemos alzarnos en una de esas isletas infranqueables, en medio de un infierno de bocinas, calor, sudor con la esperanza de tener sombra en cinco años, cuando los árboles crezcan!
En febrero del 2007, reincide Roberto con la misma amenaza de “convertir el malecón en el lugar más acogedor de la ciudad con un helipuerto, un golf, paseos deportivos, etc., de los RD $ 3.100 millones de presupuesto, RD $ 625 millones se destinaría para esto incluso alumbrado, eso, si, con el consentimiento de la sala capitular, donde risueños miembros de todos los partidos confundidos, se reparten salarios, viáticos, desregulaciones, permisos, para el bien de la ciudad!……La lucha de los “Santo Domingo Somos Todos” aguó la fiesta, pero, el sindico siguió prometiendo que su benefactora política pronto “se ramificaría en los barrios” .
En estos días, otra vez, Roberto prometió que el presupuesto del 2010 seria de RD $ 3 mil millones y que el 80 % será dirigido a obras en los barrios de la capital.
Tantos años amenazando iniciar las obras, nos han convertido en presas idiotas en manos de un cómico que sin lugar a dudas tiene su mejor rol en el papel de síndico.