La pandemia y “Quedate en Casa” ha puesto a nuestras neuronas a recordar lecturas en el Ateneo de Macorís del año 1944 a 1948, nos inclinamos a leer historias de personas que hicieron historias.
Hipócrates médico por antonomasia cuya fama se esparció por otros países. En Persia había una epidemia y el rey Artajerjes le pidió ayuda para combatir la enfermedad y sanar al pueblo. Le ofrece pagarle con grandes riquezas, Hipócrates se negó porque los persas eran enemigos de su pueblo.
Según la transmisión de generación en generación, sobre su tumba, una colmena de abejas producía miel y cera curativas. Me llamó mucha atención, diría indicaciones de sus conocimientos tales como: “Cualquier especie de cansancio, si fuese espontáneo, anuncia alguna enfermedad”. “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. “El sudar mucho durmiendo sin causa visible, denota excesos de alimentos; si esto sucede al que guarda dieta severa, indica necesidad de evacuaciones”. “Los hombres obesos corren mayor peligro de morir súbitamente que los flacos”. “El torcerse un labio, el ojo, la ceja o la nariz; el no ver o no oír en la fiebre continua, y estando ya débil el enfermo, cualquiera de estas cosas, es indicio de muerte cercana.
Consérvense bueno. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimiento totales. Estas son las cinco actitudes de Dios. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.