• Print
close

El Protagonista

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Facebook
Facebook
Youtube
Instagram

Vestido como el Rey Midas, el Sentimiento se dirigió al podium. Sus requerimientos habían sido satisfechos. Hablaría en un salón pequeño y a no más de doce personas, varones y hembras. Con inusitado orgullo, como quien es dueño de su propio destino y del ajeno, mostrando un hermoso rostro que cambiaba con sus pasos, exhibiendo una figura atlética y unos ojos de estrella imperecedera, movió sus manos como renaciente arcoiris y aceptó los aplausos que interrumpían sus oídos como un segmento musical.

___ Se que ustedes sienten mis saludos y les propongo que acepten ese sentimiento como una muestra de mi afecto, sincera, descarnada.

Así empezó su magistral disertación, con sosiegos, con instrumentalización en su voz, suave y certera, ruda y placentera. Tomó las hojas en las que tenía escrita su conferencia y, frente a los doce, seguro de que cada persona tenía su mirada fija en ellas, las destrozó en pedazos.

___ Como ustedes ven, yo no dejo pruebas escritas, la formo como yo funciono es que transito a través de las venas, me infiltro en sus corazones, me adueño de sus cerebros, lo hago levantarse o acostarse, ser ladrones o ser honestos; yo decido, ustedes ejecutan.

El Sentimiento miró a cada uno de sus discípulos y reconoció que aquellos aceptaban sus planteamientos sin expresar posibilidad de rebeldía; entonces continuó:

___ Quiero que ustedes entiendan, que lo hagan de una vez y para siempre o para siempre de una vez, que yo soy quien determina el curso de la vida, que soy invisible, inmedible, intocable, inolfateable, que me muevo y me sitúo en la parte del cuerpo que quiero, que lo posee si es mi placer y que lo abandono si me viene en ganas. ¿Cómo entonces se les ha ocurrido a ustedes hacer análisis de cosas materiales? ¿Cómo se les ha ocurrido a ustedes hablar de que el problema es el petróleo, de las quiebras bancarias, de que el terror agrava el suministro, del desequilibrio tecnológico? ¿Cómo pueden ustedes ser tan ignorantes? Yo hice al banquero ladrón, yo destruyo las familias de los imperios, los hago drogaditos, alcohólicos, violadores y los tengo viviendo en un estado en el que solo ver sangre los satisface. Les impido dormir, los hago golpearse la cabeza contra sus propios muros, soy el poder, no detrás del trono, sino el único poder.

Los doce quisieron desatarse de tantos egoísmos, pero en sus cuerpos no apareció el sentimiento que los respaldara y continuaron inmóviles, como estatuas, escuchando.

El Sentimiento entonces, como las grietas del tiempo, mostró su poder con mayor claridad. Su cuerpo, en la medida que pronunciaba una palabra, cambiaba de figura. Si decía “Yo creo la paz”, esas palabras eran adornadas por una mujer de piel color chocolate, cabello rubio, ojos azul marino, cuerpo caribeño y senos africanos. Su vestido palestino era un turbante blanco que mostraba un cuerpo de unas ciento trece libras, sin grasa, solo músculo, de cinco pies diez pulgadas, con una amplia sonrisa gitana que, como acabada de salir del río dejaba que el agua dulce acariciase la celestial belleza de su templo, que corriera por sus cabellos y sus senos como amor emborrachado. El sentimiento que corría por los órganos de los doce miraban aquel espectáculo tan brutalmente hermoso, tan indescriptible con el simple poder de la palabra y veían a sus vidas hacerse interesantes porque aquello era un sueño, limpio y puro.

El cambio fue brusco, el implacable Sentimiento pronunció entonces la palabra “terror” y allí apareció la arrastrable, la gigante reina del cabaret terrestre, esa anaconda que mostraba su rostro cínico, que masticaba la conciencia de los hombres, que se tragaba la inocencia de las almas infantiles. Sus perversos movimientos generaba en los doce un sentimiento de violación, haciéndolos ver como sus propios cuerpos sangraban por sus destrozadas partes. Cuando pronuncio la palabra “guerra” apareció la imagen de los palacios presidenciales bombardeando millones de niños, beibis cuyos cuerpos destrozados volaban retrospectivamente. Cuando de su voz salía la palabra “poder” brotó la imagen del León que llegaba a su máxima velocidad en los primeros sesenta segundos…

___ La muestra que le he dado –explicó el Sentimiento-, es para que ustedes comprendan que cuando yo quise acabar con la guerra fría entre al corazón de Mijail Gorbachov; que yo creé los sistemas económicos: el comunismo primitivo, el esclavismo, el feudalismo, el socialismo y el comunismo científico; todos sin excepción, son hijos de mi pene, de este miembro grande, fuerte y sin capacidad para perder sus fuerzas.

Las figuras continuaron apareciendo en el corazón, en las venas, en las arterias, en las células y en el cerebro de los doce. Cada palabra del Sentimiento era una imagen, cada movimiento era una carga eléctrica comparada a la de un rayo, pero Este no se sentía satisfecho, debía dejar las cosas claras y lo hizo:

___ Yo creo los movimientos artísticos, lo movimientos científicos, los movimientos filosóficos y los movimientos literarios. Son hijos de mi gran pene el clasicismo, el romanticismo, el renacimiento, el modernismo, el postmodernismo…Soy la verdad, la única verdad. “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre”, muchas veces han escuchado esa frase y no han sido capaces de meditar sobre su adversaria “viviréis en la mentira y la mentira os hará esclavos”. Yo lo hago sentir la Ley de Gravedad y jamás se les ha ocurrido meditar sobre la Ley de la Antigravedad, que les daría la total libertad, el total dominio sobre la materia. ¿Cómo es que no se les ocurre trabajar en el motor gravitacional, la máquina que lo haría viajar por el universo como si fueran luz celestial.

Yo lo hice sentir la Ley del Costo y nunca fueron capaces de descubrir que esta es una ficción, que nunca jamás serán capaces de agregar una paja al Universo, que no podrán quitarles una hoja al Mundo y que todo cuanto están haciendo es gastando el tiempo en tonterías mientras yo decido reorganizarme, convertirme en algo nuevo: Una computadora, un avión, un barco…Miserables burros que no son capaces de meditar ni siquiera sobre yerba. Entiéndanlo de una vez y para siempre: sólo podrán disfrutar de las cosas que ven si meditan sobre la que no ven, que soy yo, el único, el verdadero. Esa es mi exigencia, esa es mi ley, ese es mi mandato.

Y a cambio de esto, a cambio de haberlo hecho humano -¿o acaso no saben ustedes que eran solo polvo, sucio e indefinido polvo?-, a cambio de darle vida, ¿qué he pedido yo? He solicitado, demandado para decirlo con una palabra que es propia de mi nobleza, que se medite sobre mí, sobre quién soy y cómo me comporto. Y aquello que meditan sobre mí encuentran la paz y la paz le da gozo, goce. Pero no, ustedes rechazan la paz para andar detrás del petróleo. Y sus manos, sus poderosas manos golpearon estremecedoramente el podium, sus pies patearon el piso haciendo temblar el edificio.

El número Siete sintió confusión, quiso interrogar y levantó sus manos solicitando oportunidad de expresarse, pero el Sentimiento se lanzo sobre ‘el, golpeo su rostro, pateo su nalgas, mordió su oreja…

___ No eres capaz de meditar sobre mi enojo, no, no, pero quieres fastidiar preguntando sobre ‘el; ¿eso es todo cuanto saben hacer?, expresó mientras seguía maltratando el cuerpo del numero Siete, que parecía desintegrarse.

___ Escúchenme bien –le proclamo-, estoy empezando a cansarme. Si para obligarlos a ustedes a que mediten sobre mí, a que aprendan a saber quién soy, cuándo amo y cuándo odio, cuándo perdono y cuándo ejerzo la venganza; si para mostrarle eso tengo que destruir las cosas que lo distraen, lo haré, con mucho gusto. Le prohibiré a la Mar que para alimentos, envenenaré la Tierra, quemaré el aire, acabaré con la belleza, porque yo quiero, yo demando que se medite sobre mí.

Los doce empezaron a sentir irritación por tan egoísta, tan demandante y exigente reclamo. Como si estuviesen conectados a través de una red cerebral, de un correo sanguíneo, consideraron inadecuado seguir escuchando aquellas palabras insultantes, aquel discurso del Yo Supremo. Con una seña acordaron dejar el salón vacío y así lo hicieron. En escasos minutos, segundos podría decirse, salieron. El evento quedo inhabitado, todos se marcharon. El Sentimiento, temiendo que ellos perdieran su condición humana, se marchó dentro de ellos.

No Comments

Leave a reply

Post your comment
Enter your name
Your e-mail address

Story Page