Perdónenme, pero creo que estamos mezclando la m… con la vaselina
No tengo el dato preciso, sin embargo, me preocupan más que mueren más mujeres en un quirófano durante una cirugía plástica, que durante un aborto, me preocupan más las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, dejando huérfanos a cientos, tal vez miles de niños, sin que la “Santa Iglesia” y los que se oponen al aborto, se preocupen mucho.
El aborto es un procedimiento común en el mundo de hoy, sencillo y seguro en los centros médicos con los equipos adecuados y el personal médico profesional. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo se realizaron en cuatro años alrededor de 25 millones.
La mayoría de las muertes se producen en países del tercer mundo, América Latina, África y Asia, principalmente donde está prohibido. Las leyes draconianas no han evitado, no obstante, los abortos clandestinos de mujeres pobres que no pueden pagar centros costosos, ni viajar a otros países a practicarse un legrado o suspender el embarazo.
Triste y penosamente la República Dominicana forma parte de los seis países de la región que prohíben el aborto en cualquier circunstancia, a saber, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Haití y Surinam. El tiempo parece haberse detenido el 16 de junio de 1954 cuando Trujillo firmó el Concordato (tratado internacional que regula las relaciones entre el Estado Vaticano y el Estado dominicano) otorgándole privilegios que tanto ayer como hoy resultan inaceptables, incluso inconstitucionales aunque la alta corte lo haya ratificado.
No termino de entender cómo hemos mezclado el referéndum con las Tres Causales; no sé si se trata de una jugada política para desvirtuar la discusión y confundir a la población con el único propósito de no pelear con unos y con otros, sobre todo con los que promovemos el derecho femenino a decidir sobre su cuerpo, su sexualidad, su maternidad y la planificación de los hijos que desea, o que las circunstancias le permiten. Desde el punto de vista judicial y congresual una cosa no tiene nada que ver con la otra.
El referéndum, que hace más de diez años se instituyó en la Constitución, pero cuya ley no ha sido aprobada, por lo tanto no puede ponerse en práctica. Sobre la materia hay mucho que discutir, rechazar y aprobar. El referéndum revocatorio, por ejemplo, debe incluirse porque, si el pueblo da el poder, el pueblo debe tener el derecho a quitarlo. Por otro lado, el referéndum no puede negar derechos humanos fundamentales. Y los derechos fundamentales de las mujeres deben ser los mismos que el de los hombres que las quieren condenar a muerte rechazando las tres causales.
El referéndum es una cosa, el aborto otra. Por eso digo que estamos mezclando, a propósito, la mierda con la vaselina, o la leche con la magnesia, para que se diluya en las aguas turbulentas de la política.
Creo que a la clase política le ha faltado coraje, determinación y voluntad para aprobar las tres causales, por temor a una iglesia que hace muchos años perdió calidad moral y espiritual para imponer normas y principios en la sociedad.
Los partidos democráticos, han debido ponerse de acuerdo para aprobar pura y simple, las tres causales y sacar el país de la penosa lista de los más pobres y atrasados de la región. Es una vergüenza estar en ese grupo. El PRM y el PLD debieron instruir a sus legisladores a que aprobaran la ley que Danilo Medina, siendo presidente, dijo estar de acuerdo, como ha dicho que lo está el presidente Luís Abinader.
El chantaje religioso y la extorsión de grupos retardatarios atados al pasado, no pueden tener más fuerza que la razón y la justicia. ¡No puede ser! Tomado de reporteextra.com