Sólo dos palabras describen el gobierno del PLD: nepotismo y corrupción. Las denuncias llueven y se filtran a cántaro en todos los medios de comunicación que se atreven a publicar los desafueros que fustigan la nación. El PLD, dominicanos y dominicanas, es sinónimo de flagelo.
Para el desarrollo de este artículo, por ejemplo, no es preciso analizar los pronunciamientos del presidente del Senado, pues la verdad es que no tienen profundidad alguna, y es tan cínico, que como lector uno termina, sencillamente, siendo víctima de los efectos devastadores que son causados por un profundo sentimiento de indignación.
De todas maneras, ya que ninguna de las calificaciones de tan aberrante situación surte resultado alguno en estos caballeros, lo que si procede es crear una lista de sinónimos, por lo menos para enriquecer nuestro vocabulario. Para que sepan, que todos sabemos.
El nepotismo no es solamente el “empleo exagerado de parientes”, como Reinaldo Pared Pérez quiere limitar el término. Para el hombre y la mujer de honor, las derivaciones del vocablo son mucho más descriptibles, mucho más alarmantes, y por ende mucho más decepcionante. Leamos:
Del vocablo NEPOTISMO se deducen los siguientes:
Favoritismo, predilección, privanza, preferencia, parcialidad, arbitrariedad, privilegio, favor, distinción, privanza, injusticia, atropello, ilegalidad, iniquidad, abuso, desafuero, sinrazón, absurdo, infracción, violación, transgresión, quebrantamiento, prevaricación, atentado, delito, omisión y desobediencia.
Otras connotaciones son las siguientes:
Desacato, rebelión, conspiración, descomedimiento, estafa, timo, robo, chantaje, hurto, usurpación, pillaje, fraude, sustracción, trampa, expoliación, despojo, escamoteo, desafuero, evasión, rapacería, irregularidad, malversación, sisa, merma, pérdida, quebranto, menoscabo, detrimento, perjuicio, disminución, desastre, fechoría, descomposición, putrefacción, pudrición, podredumbre, pus, podredura, desintegración, enchufismo y amiguismo.
Me parece que puedo parar aquí. Creo que ustedes entienden el mensaje. Independientemente del trabajo periodístico de Alicia Ortega, de Nuria Piera, de quienes filtren la información a la prensa, estas definiciones no causan ninguna sorpresa en nuestros actuales representantes. Ya se volvieron inmunes al virus antisocial de la desvergüenza, la desfachatez, el descoco, la procacidad, el cinismo y el impudor.
Lo triste del caso es que todo ocurre justamente donde, supuestamente, se modifica la Carta Magna, la Ley de Leyes, la que constituye la estructura social de una nación para que se desarrolle debidamente. Donde hay una estatua de nuestro Juan Pablo Duarte; donde nuestros colores nacionales: Blanco, Azul y Rojo ondean en sus afueras; donde hay un Escudo Nacional que representa el sacrificio de tantos hombres y mujeres caídos; esto ocurre, sin misericordia, en el Senado de la Republica Dominicana. El Senado del Progreso.