Lo primero que cambian son las expresiones en sus rostros. Al principio hay una especie de miedo e inquietud que asustan…De hecho, aún Jorge, el mayor, no puede dormir solo y teme a la oscuridad… Jian Lucas se encierra en sí mismo. Ámbar llora y llora. Pero, es evidente que poco a poco comienzan a relajarse, a cambiar:”Algo así como cuando la oruga se convierte en mariposa”, asegura la madre, Renata Palmero, mientras alimenta a la pequeña Ámbar (que muy pronto se llamará Alcione, como una de las estrellas de las Pléyades, en torno a la cual gira el Sol).
Precisamente, Ámbar- Alcione es la más reciente adopción del matrimonio de Renata Palmero y José María CruceLaegui, residentes en la Peñíscola Castellón, en España.
Esta vez el proceso se ha dilatado más de lo que pensó la pareja, aunque ambos certifican que es muy complicada y difícil la elección del país destino de la adopción, el tiempo de espera y todo lo que conlleva … “En definitiva, las adopciones no son fáciles”, aseguran.
Jorge
El primero de sus hijos fue adoptado aquí, en la República Dominicana, cuando todo resultaba un poco más sencillo que ahora. Narra el padre que estando con su esposa una noche en Zaragoza, esta le dijo que al día siguiente iría al servicio de menores, pues tenía la corazonada de que se solucionaría el expediente que tenían abierto desde hacía un tiempo.
“Y allá se fue mi mujer. Casualmente, una persona que había hecho trámites similares de adopción en la República Dominicana, le recomendó la abogada que le había ayudado en los trámites.
“Fue algo milagroso, poco después nos llamaron por teléfono. Era jueves, día de San Jorge, cuando nos dijeron que había un niño rechazado con anterioridad por dos familias y que era nuestro hijo si veníamos rápido a la isla. El lunes inmediato ya estábamos aquí, después de un cúmulo de zozobras para conseguir los boletos del vuelo. De hecho tuvimos que pagarlos carísimos”.
– ¿Y por qué habían rechazado anteriormente al niño?
“Por ser ¨muy mayor¨. ¿Se imagina? El niño apenas tenía tres meses”.
– ¿En qué año fue esto?
“En 2004. Nosotros venimos a adoptar aquí con toda la documentación; pero, el expediente aún no había salido de España. Es la primera vez en la historia que sucede esto: que la familia llegue antes que el expediente.
“De hecho CONANI llamó a España y le dijeron que sí, que el expediente estaba en la valija diplomática. Tardó en llegar un mes. Todo estaba legal. Finalmente, tuvimos a nuestro hijo, Jorge, que se llama así porque todo ocurrió, como le dije, en el día de San Jorge”.
Jian Lucas
El matrimonio de Renata y José María preparó un segundo expediente para adoptar otro niño dominicano. Lamentablemente, los trámites coincidieron con el cambio de gobierno de Hipólito Mejía a Leonel Fernández y todo se complicó con la Ley de Adopción, que fue transformada y demoró demasiado.
“Entonces, nos fuimos a China. Realmente, fue más complicado aún, había que traducir todo al idioma de ese país y en ese caso tenían que ser niños con situaciones especiales de salud.
“Después de pérdidas de documentos, por lo cual aún no hemos recibido excusas del gobierno español, y otros trámites burocráticos que hicieron más complicado todo, tuvimos a Jian, que significa en chino ¨sano y fuerte¨, con 22 meses, (pero, pesaba igual que un niño de 6 meses); padecía, además, de labios leporinos y otras secuelas propias de la enfermedad. Le hemos realizado ya varias operaciones y ahí le puede ver, pequeñito, más que su hermano Jorge, aunque ambos casi tienen la misma edad. Pero, ya está mucho mejor”.
Ámbar
La tercera de las adopciones trajo al matrimonio de Renata y José María otra vez a tierra dominicana, en abril de 2008, y a pesar de darles a conocer que estaban entre los primeros en la lista, no fue hasta mayo de 2009, que tuvo lugar la llamada de CONANI, a partir de la cual han vivido largas y prorrogadas esperas que deben concluir, quizás, casi cuando esta historia sea publicada.
“Las escuelas de los niños, el trabajo, todo está en espera de que regresemos con la niña”, explica el papá y redunda en el concepto de adaptación que tiene ahora un tiempo mayor de espera.
“Desde el 8 de junio nos fue entregada Ámbar. Ya tenemos completa la convivencia y aún estamos a la espera de los documentos finales para poder llevárnosla a casa”.
– ¿A qué se debe esta demora?
“Es que aquí la nueva Ley de adopción dominicana exige que el período de convivencia sea de 60 días y, después de eso, siguen los trámites administrativos, un juicio y un mes más para recurrir a la sentencia. A esto continúan los trámites en la embajada española para hacerle el pasaporte a la niña y todas esas cosas que se han extendido por estos cuatro meses que llevamos aquí”.
– ¿Cuánto fue el tiempo que duró el proceso con Jorge?
” Un mes y unos días más”.
– ¿Ahora, en términos de gastos, cuánto, aproximadamente, les ha costado todo?
“Ya sabíamos por la abogada que el plazo era de cuatro meses y conoces el refrán: ¨para hacer tortillas hay que romper huevos¨. Claro que nos ha costado todo más, nuestro negocio está cerrado en España, ¨maravillosamente abandonado todo hasta el regreso¨. En cuanto a gastos, unos 10, 500 euros para el pago de la abogada, más la estancia, el precio de los pasajes. Venimos cuatro y ahora regresamos cinco a España…”.
– ¿Qué requisitos les exigieron aquí para adoptar?
“Cinco años de matrimonio. Un papel del párroco de la iglesia, el documento de idoneidad del país natal, entre otros…”
-¿Pueden referir la manera en que han sido los encuentros con sus hijos? ¿Cómo les vieron por primera vez?
“Jorge siempre tuvo cara de mayor y mirada de niño grande, desde pequeñito. Jian, todo el tiempo lo pasó llorando y lo de Ámbar, fue algo mágico e irrepetible. Cuando nos vio, ese primer día, dijo: ¨mamᨅ¨papᨠy nunca más lo ha vuelto a repetir. Hay en ellos, en común, un miedo a la soledad, a la oscuridad”.
– ¿Le hablan ustedes de la adopción?
“Cada noche, cuando se van a dormir, les contamos su historia verdadera: la llamamos ¨el relato del avión¨; les decimos cómo les deseábamos antes de saber quiénes eran, de ese día que viajamos desde España para buscarles. Se necesita mucha paciencia, mucho amor. Al principio no te conocen y hay que ganarles. Hay que prestar más atención a los hijos adoptados que a los que no lo son. Es un proceso difícil; pero, ¿te imaginas qué se siente cuando te dicen mamá y papá? Significa que son tus hijos, que te los has ganado de verdad”.
Nos despiden todos, como cuando la familia va a la puerta de la casa a decir adiós a los amigos. Tras un largo proceso de sacrificios y esfuerzos por consolidar esta familia que les ha llevado desde Europa al Caribe, Asia y otra vez hasta aquí, la pareja confiesa su gran alegría. El padre concluye con la frase: “Agradezco a este país la oportunidad de tener mis hijos”.
– ¿Y qué esperan de su futuro?
“Nada. Verles felices. Que sean personas equilibradas, centradas. ¿Queréis más?”.
Otro final
La historia de la adopción de Jorge, Jian Lucas y Ámbar Alcione por parte de esta hermosa pareja española, pudo haber concluido así, con la visión soñadora de quienes han erigido su familia sobre la base del amor, la paciencia y la abnegación. Pero, un asalto, ocurrido en la Ciudad Colonial, justo cuando Renata caminaba con Ámbar a su lado, en el cochecito, hizo que el final fuera otro.
El forajido arrebató el bolso donde la madre llevaba parte de los documentos de adopción de la niña, las visas y otras pertenencias. Renata confesó a quien escribe estas líneas que sólo podía gritar que no le llevaran a su hijita.
A las tardanzas en los trámites de adopción, según la ley aprobada al respecto en el país y todo el cúmulo de ires y venires burocráticos, se suma la inseguridad ciudadana que lleva a cuestas la interrogante de ¿cuántos Renata y José María más se dispondrán a pasar por esta vía crucis para adoptar a niñas y niños abandonados en la República Dominicana?