Si una imagen representa mejor la batalla de China contra la covid en su último gran brote es la de las filas de ciudadanos esperando a realizarse una prueba. En Shanghái realizan ya el noveno testeo masivo desde inicios de abril.
En Pekín, la vida cotidiana parece lejos de vivir escenas de confinamiento y de cierre de industrias y comercios. Sin embargo, la preocupación y las medidas han llegado también aquí. Visitamos un transitado centro de pruebas. Aquí, uno de sus trabajadores nos ayuda a completar la prueba y nos asegura que Pekín no se cerrará como Shanghái.
Una señora de la fila manifiesta su apoyo a las medidas y expresa emocionada su solidaridad con los profesionales en primera línea de batalla contra el virus y afirma que la ciudad alcanzará “la victoria”.
La política de “cero covid dinámico” cuenta con adeptos y defensores, pero también con detractores, y cada vez más. La gestión del confinamiento en Shanghái ha sumado fuertes críticas. Diplomáticos extranjeros en contra de separar a los niños de sus padres. Fábricas inactivas durante días. Familias teniendo que racionar agua o alimentos básicos por un número insuficiente de repartidores en las calles.
Ahora que Shanghái y la provincia de Jilin están en camino de reanudar la producción y relajar las medidas, Xi´an lanza restricciones de movimientos del viernes al martes por un rebrote, aunque aún no se ha decretado el cierre total de la ciudad.