¿Qué debemos aplicar por encima de la Constitución? Entre los ambientalistas, ciudadanos al tanto del cambio climático y del peligro ambiental que amenaza nuestra Isla y el mundo cunde la irritación y la indignación; ya no es preocupación, ya que nuestra Carta Magna no recogerá ni los sentimientos profundos contra una historia de violaciones al medio ambiente y al derecho a la vida, ni las evaluaciones de impacto ambiental donde se demuestran que el cambio climático ya es una realidad en nuestra Isla.
El Congreso Nacional demostró al país que no representa los intereses de la mayoría de la población, que quiere proteger sus cuencas altas, la biodiversidad, quiere acceder a nuevos derechos, más universales, más difusos pero que hablan de soberanía, de propiedad colectiva, de Nación, de garantías ambientales para las futuras generaciones.
La intromisión de grupos de Poder haciendo lobby abiertamente y la actitud de los congresistas frente a ellos, muestran el cordón umbilical que los une, a la franca, “sin ese encanto discreto de la burguesía”, como cuando los franceses cogieron una vez la Isla de la Tortuga, como su base de operación. Aquí se hace lo que no se puede hacer en ningún país del mundo: somos una franquicia para el delito, para la prevaricación, para la apropiación individuales de bienes naturales que son de la Nación, de nuestra juventud.
En los foros internacionales, el presidente habla de cambio climático, se codea de ambientalistas famosos, sugiere nuevos paradigmas; pero en el país procura satisfacer los intereses más mezquinos, de un sector de la vida nacional, que vive de espalda al desarrollo nacional. Los nuevos artículos aprobados en la Constitución violan la ley nacional de medio ambiente 64-00 que defienden la bio o eco-diversidad de la Isla, la interdependencia y la solidaridad ambiental, el libre acceso a las playas, lagos, lagunas y ríos. ¡Ciudadanos, a cumplir con la ley, que como dijo Joaquín Balaguer, la Constitución no es más que un pedazo de papel!
Un día pondremos los dos documentos a la altura de nuestras aspiraciones para y con este pueblo, a nivel del Pico Duarte, allá, arriba, donde la bandera y los valores socio- ambientales no tienen precio.