Esta versión, con sus causas y fracasos para cambiar los hábitos culturales, religiosos y de diversión (como las peleas de gallos) de los dominicanos, es poco explicada por nuestros historiadores.
El proceso en que Santo Domingo pasa de una provincia española a una colonia haitiana se caracterizó en que no hubo derramamiento de sangre, fue aceptada de forma amigable por la población dominicana.
¿Por qué no hubo protestas? ¿Por qué las élites civiles y militares pedían que Santo Domingo se convierta en colonia haitiana?
La miseria económica de Santo Domingo, durante la etapa conocida como la España Boba, llevó a que las élites y ciudadanos creyeran que convirtiéndose en colonia haitiana resolvería el problema. Pensaban que la prosperidad haitiana se iba a traspasar al lado dominicano.
Se recibían noticias sobre la bonanza de Haití, al punto que sus empresarios en Puerto Príncipe se organizan en Sociedad por Acciones. En Cabo Haitiano forman una Cámara Comercial.
“Las bienaventuranzas económicas de Haití”, según narra el escritor Juan Bosch, motivaron que militares dominicanos, se declararan partidarios de la unión con Haití. Entre estos estaban los comandantes de Dajabón, Andrés Almarante; y en Montecristi, Diego Polanco.
En Puerto Plata se creó una junta que puso en las astas la bandera haitiana, con el apoyo del jefe militar de esa plaza, el general Antonio López Villanueva, quien dijo que el presidente “Boyer es un filántropo por excelencia”.
En Santiago se creó otra junta y envió una delegación al presidente Boyer pidiéndole en una carta “que la Constitución de Haití nos gobierne en lo adelante… “y la deseamos con la libertad de los esclavos”.
El jefe militar de La Vega, Juan Ramón, le escribió a Boyer diciéndole que esa ciudad “vecina de Santiago ha imitado su ejemplo y ha enarbolado con toda solemnidad la bandera de su respetable gobierno”.
Bosch relata que las peticiones para que se unificaran Haití y República Dominicana se extendió como “fuego en un pinal” por todo el país, sumándose Samaná, Azua, Cotuí, San Juan, San Francisco, Neyba. Acogiendo las peticiones dominicanas, el 9 de febrero de 1822 entró a la capital dominicana Jean Pierre Boyer.
Bosch publicó (el 26 de enero de 1986) en la Revista “Política, Teoría y Acción” una crónica titulada “De la Independencia Efímera a la Trinitaria”. Explica que Haití asume a República Dominicana como su colonia dos meses y 9 días después que Núñez de Cáceres proclama la Independencia Efímera.
Las dos figuras más destacadas en ese proceso fueron el presidente haitiano Jean Pierre Boyer y Núñez de Cáceres.
Boyer comandó uno de los ejércitos que entró a Santo Domingo; y en un acto simbólico, Núñez de Cáceres, entregó las llaves de la ciudad al gobernante haitiano.
Principales medidas
- Haití abolió la esclavitud en su colonia de Santo Domingo.
- Confiscación de bienes, incluyendo, de la Iglesia Católica: eliminó los sueldos del Estado a curas y monjas.
- Fue prohibido el libre comercio.
- Obligaban a las personas a trabajar y prohibieron las peleas de gallos y otras acciones de esparcimiento.
- Se prohibieron las reuniones en las iglesias, se limitaron los días festivos religiosos.
- Prontamente las autoridades haitianas convocaron a elecciones para que los dominicanos eligieran sus senadores y diputados ante el poder legislativo haitiano.
- Se organizó una fuerza militar compuesta por jóvenes dominicanos; el servicio militar era obligatorio.
- Implementó el Código Rural con la distribución de tierra para incentivar el trabajo.
- Cerró la Universidad de Santo Domingo, la Primada de América.
- Prohibió el uso del idioma español en documentos públicos e incentivó el uso del francés en las escuelas.
Fracaso haitiano
Las medidas de Boyer iban encaminadas a cambiar los hábitos y costumbres del pueblo dominicano, pero fue un error, pues, por el contrario, hubo un afianzamiento en la cultura, idioma, creencias religiosas. Los dominicanos nunca abandonaron sus costumbres religiosas o pasatiempo como las peleas de gallos.
Las medidas de los haitianos lo que hicieron fue darle fuerza al proyecto independentista de Juan Pablo Duarte y la organización secreta La Trinitaria, al punto de hacer realidad la Independencia Nacional.
Los sectores dominicanos que auparon que Santo Domingo fuese colonia haitiana, se arrepintieron, entendieron que había sido un error, ya que el país nunca tuvo la bonanza económica que se pensaba que iba a tener con los haitianos. Al contrario, hubo una decadencia, en virtud de que, además de la pobreza espantosa que había, llegó el desequilibrio político, económico y social.