Insisto en que el Partido de la Liberación Dominicana corre con la ventaja de una entidad unida en torno al propósito de ganar las elecciones congresuales y municipales de mayo. Se ha escurrido sabiamente del tira y hala que coloca los intereses sectoriales por encima de los de la organización.
Pero el Comité Político del PLD todavía tiene tareas pendientes.
La número uno es saldar la inconsecuencia que llevaría a dos de los tres senadores mejor posicionados, a procesos internos que lo único que implican es pérdida de tiempo y de recursos, además de que, en términos disciplinarios, son un premio a la insubordinación.
La Comisión del Comité Político, encabezada por el presidente Leonel Fernández, conversó con aspirantes senatoriales de ocho provincias para ponerlos al tanto de los estudios del mercado electoral que tenía en su poder la alta dirección del PLD y en función de esos números exhortarlos a procurar otras posiciones y desistir de confrontarse con senadores que son una clara garantía de triunfo.
La mayoría de los convocados, y entre ellos los que en mejores condiciones estaban de presentar resistencia, acogieron el llamado del Comité Político, y dos aspirantes que figuran entre los de menor puntuación, se negaron a admitir la realidad.
Llevar esa descabellada empresa hasta el final es comunicar hacia el futuro que las personas que fueron llamadas por el Comité Político para percatarlas de las conveniencias tácticas y estratégicas tienen derecho a colocar sus caprichos por encima de los objetivos de la organización.
En el caso de San Juan, aunque todavía hay resabios, se ha hecho lo que procedía. Tomar en cuenta que un senador popular que es desplazado por el interés de colocar en ese puesto a uno de los hombres más influyentes del gobierno, el PLD no se lo podía comer con yuca, sino que tenía que llevarlo a una posición que neutralizara el descontento de sus seguidores y los entusiasme a trabajar en la campaña. Por eso se reservó para él la candidatura a síndico.
Otra situación pendiente es la de los diputados que, con sobrada razón, no se sienten bien tratados, porque las investigaciones de mercado que hablan de los porcentajes de los senadores, presentan el de los diputados, y en función de eso también debió producirse una cuota mayor de reservas, sobre todo si se toma en cuenta que esos legisladores no pueden llevar a la vez los cartones de la campaña interna y los de las reforma constitucional y se les ha pedido que prioricen en lo segundo, pero además, a personas que nada han hecho por el PLD se les tiene candidaturas reservadas, privilegiándolas sobre figuras emblemáticas.
Pero sin duda alguna que el mayor rompecabezas para la dirección del PLD lo representa la candidatura a síndico de Santiago. Ha establecido reglas para la alianza que favorecen la postulación del actual síndico reformista José Enrique Sued, como son la de darle al aliado la prioridad de la posición que tiene, sujeto a lo que digan las encuestas.
Sued tiene la posición y los números más altos, pero su postulación en la boleta morada sería el peor negocio que pudiera hacer el PLD en función de sus intereses.
La mayoría de los miembros del Comité Político están conscientes de que lo mejor para el PLD en Santiago, no sólo para el proceso del 2010 sino con miras al del 2012, es ponerse a la cabeza de su propio mercado electoral. Es un suicidio electoral el poner a un 45% a correr detrás de 4%. Nadie abandona así una base de apoyo tan fuerte, porque puede tener consecuencias catastróficas.
