El mayor General Rafael Guillermo Guzmán Fermín aclaró que la jefatura de la Policía Nacional no busca, ni someterá a Virgilio Almánzar, presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos, por el secuestro del joven Eduardo Antonio Baldera Gómez.
Esta especie fue difundida por Diario Libre, que por cierto, uno de sus propietarios es un presidiario condenado a diez años por la quiebra de un banco.
La noticia del posible sometimiento de Almànzar fue categóricamente desmentida por el general Nelson Rosario, vocero de la jefatura quien al ser cuestionado por los periodistas que cubren sobre las pruebas que incriminan al presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos respondió “ninguna. La policía no lo requirió para el caso de Baldera Gómez, posiblemente algún otros departamento lo haya llamado para otro caso”.
Así se hace, Mayor General Guzmán Fermín, cuando surgen informaciones confusas e interesadas que buscan otros propósitos.
Para nadie es un secreto que exista toda una maquinaria propagandística que busca descalificar a la policía y, en particular, a su jefe, el Mayor General Guzmán Fermín que le ha asestado a delincuencia, el narcotráfico, y especialmente al crimen organizado duros golpes.
Una vez que se logra liquidar moralmente la institución del orden, estos sectores que se mueven en la sombra ganan espacios para seguir operando impunemente.
Debemos tener cuidado para no caer en esta emboscada diseñada para tratar de neutralizar a la autoridad. En el mundo por la policía está la responsabilidad de mantener el orden, cuidar de la propiedad privada, pública y preservar los valores morales choca con poderosos intereses capaces de hacer lo que sea para desprestigiarla
Algo parecido sucede en este momento, que en vez de felicitar y darle crédito a la policía y su jefe por los esfuerzos desplegados para solucionar el secuestro de Baldera Gómez, esto se deja atrás colocando en primer plano los acontecimientos que se produjeron luego de encontrar con vida al joven, dentro de un perímetro cercado por tropas de la uniformada y militares, que tenían la inteligencia que por esas zonas estaban el secuestrado y los secuestradores.
Puede que en el desarrollo de estas operaciones hubiese algún error o una acción tremendista de los efectivos actuantes.
Si escuchamos sin pasión, con objetividad y profesionalidad la entrevista hecha por Alicia Ortega al jefe de la Policía, mayor general Guzmán Fermín, este informaba que en ese momento se dirigía con otros generales hacia el lugar donde estaban cercados los secuestrados. “Hay un policía herido, nos dirigimos hacia allá”, expresó.
Es decir, que el jefe de policía en vez de mandar, prefirió estar presente en el escenario de los acontecimientos poniendo en peligro su vida, que no es común en estos casos porque los jefes de policía comandan desde una oficina con aire acondicionado a la espera de los acontecimientos.
Lo que decía a Alicia Ortega el mayor general Guzmán Fermín era sobre la base de las informaciones que les suministraban, y puede ser que se las dijeran de una manera parcial.
Inmediatamente, surgen otras versiones en relación a las muertes de Celio Díaz y William de Jesús Batista. El jefe de la policía, asumiendo una postura valiente y firme, solicita al Procurador General de la República, designar una comisión para investigar estos hechos post localización de Baldera Gómez. Corresponde a esta comisión establecer responsabilidades, y no tengo la menor duda que al mayor general Guzmán Fermín no le templará el pulso en aplicar todo el peso de la ley a los que actuaron en estos hechos. Hay que esperar el trabajo de la comisión sin precipitarse haciendo juicios de valor.
El Partido Reformista Social Cristiano, y el Secretario de Estado de la Presidencia, doctor César Pina, respaldaron la gestión del mayor general Guzmán Fermín al frente de la policía.
En igual términos se han pronunciado personalidades y entidades que combaten la delincuencia, el crimen, el narcotráfico, el lavado de dinero y el crimen organizado.
Porque, ciertamente, Guzmán Fermín está haciendo su trabajo, golpeando contundentemente a los capos de capos, los micro capos y los violadores de la ley.