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«Mi arte se manifiesta a través de la pieza que diseño”

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Aunque las grandes urbes de Nueva York y Europa marcaron sus pasos en el camino del aprendizaje, su arte vio la luz allí, en su Colombia natal, entre agujas y patrones, mientras observaba trabajar a su madre, Miriam Ayala, en la alta costura.

“Mi niñez transcurrió así, en ese ambiente nació mi interés por ser diseñador de modas. Aunque mi madre siempre quiso que realizara otra carrera. Estudié marketing, mercadeo, durante cuatro años. Pero no pude apartarme de mis sueños, con 18 años hice mi primera colección”.

– ¿Cómo reaccionó su madre?

“Me dijo que si iba a dedicarme a esta profesión, debía irme a las ciudades más grandes. Entonces fui a Nueva York, continué por Europa, Italia, Francia, aprendí sobre el proceso textil, cómo se hacía, sus secretos”.

– ¿Considera a la República Dominicana un buen mercado?

“Sí, mi clientela a nivel nacional viene a veranear aquí. Me gustan los dominicanos, su gente, la calidad humana. Siempre he mantenido un vínculo estrecho con este pueblo”.

-¿Cómo se ve a sí mismo?

“Como un artista de la moda. La globalización ha cambiado mucho este negocio. Veinte años atrás decir que alguien iba a comprar a París era grandioso. Ahora las colecciones están abiertas al mundo entero. Donde quiera se sabe qué está pasando con la moda”.

– ¿Pero, esta situación constituye también un desafío para los diseñadores?

“Sí, cada día aumentan los retos. En el mundo de la moda, la mujer se viste para la mujer. Lo terrible es entrar a una fiesta y ver que cinco o seis lleven el mismo modelo de ropa. A veces, por ponerse un vestido de un gran diseñador no tienen en cuenta cómo les queda. Ahí es donde entro yo. Demuestro que se puede ser creativo, hacer una pieza única. De este manera he estructurado mi nombre a nivel internacional.

"La Globalización es también un gran reto. Existen cadenas de tiendas que ya tienen operaciones verticales, sus fotografías están en INTERNET. De pronto, ese diseño ya lo pueden tener otros, copiarlo a distintos niveles. Esta es una desventaja".

-¿Cuánto tiene este Gustavo Arango con fama internacional de aquel niño que bebió en su tierra natal de las enseñanzas de su madre?

“Mucho, no veo en esto un negocio. Para mí, trabajar en la moda es como respirar. Significa coger una tela y prácticamente esculpir en ella una forma básica. Le hablo a las telas. No es una locura. Rompo parámetros establecidos para hacer la alta costura.

“Estoy viendo las posibilidades de abrir una tienda exclusiva aquí en Santo Domingo. Ahora mismo tengo casi 25 libras de menos, las perdí preparando una colección de más de 40 vestidos. Es que mi trabajo lo realizo con una entrega total.

“A veces empiezo una cosa y termino otra. En la medida en que avanzo en el diseño, voy evolucionando, mi trabajo es muy personalizado. Lo cierto es que me consumo.

“Los vestidos que hago no se pueden repetir, porque tienen un sentido de ánimo, un estilo que es difícil de imitar. Les pregunto a ellos: ¿eres el mismo Gustavo del año pasado? Si no es lo que quiero proyectar, los transformo. Siento que tengo que ser otro, renovado”.

– ¿Qué colores prefiere?

"Nueva York te da el gris, el negro. El trópico da el naranja, rojo. Puerto Rico y República Dominicana inspiran colores muy brillantes”.

– ¿Y en lo personal, cuál elige?

“El naranja, el rojo. La pasión siempre está. Cuando me convierto en Gustavo el neoyorquino, soy negro. La globalización es importante para los diseñadores latinoamericanos, en el momento en que la moda se convierta en folclórica, deja de ser un diseñador internacional.

“Se necesita que ese vestido concebido para una mujer, se lo pueda poner aquí, en Milán, donde quiera que vaya; si eso sucede, donde sea que lo use se verá espectacular. Entonces, ya no eres un diseñador de un país, sino internacional…”.

-¿Así se considera a sí mismo?

“Sí, llevo unas tendencias que tienen que ver con colores, siluetas adaptadas a las colecciones de estos días. Los grandes diseñadores del mundo tienen un sello. Dondequiera que estén, lo identifican sus productos. Es lo que debemos entender los diseñadores latinoamericanos, que no somos de un sitio, sino del mundo”.

Reinventarse

Lo que resulta fabuloso en el diálogo con Gustavo Arango es que más allá del tema de la moda, aflora en la personalidad del artista un hombre multifacético que, entre muchas cosas, asegura ser el peor enemigo de sí mismo, en la medida en que debe estar motivado constantemente para poder evolucionar:

“Sólo así logro lo que deseo hacer. A veces observo cosas en el piso y mi mirada es tridimensional, las veo diferentes. Creo en la energía. No es simplemente ropa. Lo que hago tiene que ver mucho con la apreciación de la belleza. La ropa es un elíxir para la mujer.

“Hay un mercado para todo. La crisis que atraviesa el mundo también se refleja en la moda. Me esfuerzo por sacar de la crisis lo mejor. Hacer un vestido espectacular con una materia prima de menos valor, requiere de un gran esfuerzo, talento, correr unas millas. Incluso, dejar pautado tu ego, que aniquila, sobre todo a las gentes creativas. Hay que sacar una segunda personalidad más creativa”.

Finalmente, el prestigioso diseñador aclamado por figuras de las luminarias, protagonista de renombrados espectáculos, asegura a DominicanosHoy que no es la fama lo que le interesa en su vida cotidiana, sino lo feliz que se es:

“El dinero es efímero, ser famoso no es lo mismo que exitoso. Me considero exitoso. He hecho mis propias pautas, he escrito mi propio libro. Hoy en día hago lo que siempre he anhelado y querido. Me reinvento cada vez.

“En este momento las personas que están decididas a triunfar pueden lograrlo. Tienen que reinventarse, romper los viejos esquemas. Incorporar nuevas maneras de trabajo en todos los sentidos. Diversificarse. Este es el momento de crisis, el mejor para ser exitoso, para evolucionar”.

-¿Algún legado…?

“Me preocupa la educación de los jóvenes, que debe comenzar en los hogares y proseguir en las escuelas para poder pensar en un mundo mejor. En cuanto a los sueños, el día que los seres humanos dejemos de soñar, dejamos de existir. Mi legado es que todo se puede. Incluso lograr una colección para todos los latinos, para el mundo y el universo”.

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