FILADELFIA.- Hace tres meses, un Pedro Martínez desempleado entrenaba afanosamente en el estadio Quisqueya de Santo Domingo, mientras esperaba por la oferta correcta para regresar a las Grandes Ligas. Hoy, el lanzador dominicano prepara su equipaje para asistir a la segunda Serie Mundial de su ilustre carrera.
Martínez, quien firmó un contrato lleno de incentivos con los Filis de Filadelfia el 15 de julio, celebró tranquilo, pero emocionadamente, el avance de su equipo al Clásico de Otoño después de vencer a los Dodgers de Los Ángeles 10-4, el miércoles, en el quinto partido de la serie de campeonato de la Liga Nacional.
"Gracias a Dios ante todo, y a mi familia por el apoyo", dijo el lanzador. "Me siento muy contento, muy agradecido de Dios y creo que le estoy dando a mi papá una satisfacción que ni yo mismo puedo sentirla", agregó Martínez, cuyo padre murió el año pasado, víctima de un cáncer cerebral.
Durante la parte final de la dura batalla que su padre libró contra la enfermedad, Martínez pensó en retirarse del béisbol para dedicar más tiempo a su familia. Durante una carrera de 17 años había acumulado ganancias superiores a los 150 millones de dólares, tres premios Cy Young, más de 200 victorias y el reconocimiento como uno de los mejores lanzadores de la historia.
Pero fue precisamente su padre, Ángel Jaime, quien le animó a seguir jugando.
"Fue su deseo antes de morir, quería que siguiera jugando y me dijo que eso lo haría feliz", dijo Martínez.
Durante el receso del Juego de Estrellas, que marca aproximadamente la mitad del calendario de la temporada regular, Filadelfia fichó a Martínez por un salario básico de US$2 millones, de los cuales recibió alrededor de la mitad por aparecer en el roster durante los últimos 82 días del calendario.
El veterano había acudido al Clásico Mundial con República Dominicana para mostrar que estaba completamente recuperado de las lesiones — principalmente la del hombro — que lo limitaron en los últimos dos años del contrato por cuatro temporadas que firmó con los Mets de Nueva York antes del 2005, y que le condenaron a la peor actuación de su carrera (5-6, 5.61 en 20 salidas) en el 2008.
Después de una estadía en las ligas menores para completar el ciclo de preparación, Martínez respondió a la confianza de Filadelfia con récord de 5-1 en nueve salidas en la temporada regular y lanzando siete ceros ante los Dodgers en su única aparición en la postemporada.
En un partido contra los Mets, el 13 de septiembre, Martínez realizó 130 lanzamientos en una victoria 1-0, algo asombroso para un veterano que no recibió mucha atención cuando audicionaba para un trabajo.
"Pedro es un veterano que yo sabía que tenía el corazón y la salud para ayudarnos. "Pedro ha sido grandioso para nosotros", dijo Rubén Amaro hijo, el gerente general de los Filis.
"Pedro trabajó más que nunca para ponerse en su forma actual después de regresar de una operación en el hombro, algo que no es fácil a los 37 años de edad, sobretodo para un pitcher que ha lanzado tantas entradas en su carrera", dijo Eledoro Arias, el antiguo entrenador de lanzadores de los Dodgers que ha trabajado con Martínez desde que firmó su primer contrato profesional en 1988.
"Con Pedro siempre se siente confianza al mandarlo al montículo, es alguien que sabe lo que está haciendo", dijo Charlie Manuel, el manager de Filadelfia.
"Muchas gracias a Dios por darme la oportunidad y muchas gracias a la gente que me ha dado tanto apoyo, con tanta fe", dijo Martínez, quien fue miembro del equipo de los Medias Rojas de Boston que en el 2004 ganó la Serie Mundial después de 86 años de espera.
Martínez y los Filis jugarán desde el miércoles el Clásico de Otoño.