Su último triunfo en un primer partido de Playoffs fuera de la ‘Gran Manzaba’ databa de 1999, última presencia de la franquicia en las finales de la NBA
Los New York Knicks ganaron a los Indiana Pacers de Reggie Miller en el vetusto Market Square Arena de Indianápolis. Era el primer partido de una final de Conferencia Este que terminó siendo mítica. Y también fue, durante 24 años, la última victoria del equipo de la ‘Gran Manzana’ en un primer partido fuera de post-temporada. Coincidiendo también con su última vez en la que consiguieron llegar a la final de la NBA. Casi dos décadas y media han sido necesarias para tumbar esa maldición.
La que todos pronostican como serie más igualada de Playoffs regaló un primer choque de poder a poder, y en el que los Knicks asaltaron Cleveland (97-101). Cae el factor cancha de los Cavaliers pese a la enorme actuación de Donovan Mitchell (38 puntos) tras no poder frenar a Jalen Brunson (27) y vivir una sangría en su propio tablero (17 rebotes ofensivos de los Knicks por 11 de los Cavs, además de 51-38 en totales).
Brunson justificó la apuesta de los Knicks y su mega contrato (4 años y 104 millones de dólares) en temporada regular, y en su primer contacto con la post-temporada no defraudó. Cuando Donovan Mitchell aceleró desde fuera para que los Knicks no abriesen margen (81-87, 43′), contestó con un gran triple y una buena penetración a canasta.
Los Cavs trataron de contestar, y Mitchell en carrera y un rebote inmenso de Jarrett Allen les colocó en ventaja. Pero Brunson, sangre fría, no dudó. Tiro en suspensión y ‘bomba’ cuando entraba para darle a Nueva York el 0-1. Y sí, es el jugador al que los Dallas Mavericks decidieron no pagar. Cosas del deporte.
Por su parte, Ricky Rubio estuvo seis minutos en pista. Lanzó sólo un tiro que erró y aportó dos rebotes y un robo de balón. El base de El Masnou sigue necesitando ritmo tras su gravísima lesión si quiere ser importante en la rotación de los Cavs de cara a los siguientes partidos de la serie que Nueva York abre ganando.
El campeón tiene que remar: los Warriors caen en la locura de Sacramento
Los 38 puntos de De’Aaron Fox y los 36 de Malik Monk tumban al vigente campeón de la NBA en el primer partido de primera ronda
Para los Golden State Warriors no es normal perder en post-temporada. Desde que desembarcase el proyecto dirigido por Steve Kerr, 18 series vencidas en el Oeste y ninguna derrota (sólo dos en las Finales de la NBA). Ganan, aplastan… pero para revalidar su anillo deberán esforzarse. Porque los Sacramento Kings no tienen nada que perder y viven bajo esa locura, en la que la dinastía que cambió el baloncesto debe sobrevivir. Para empezar, una remontada es necesaria (126-123) tras un ‘Game 1’ que Sacramento se llevó en su terreno.
No hizo falta un partido a 150 puntos, el espectáculo fue total. Sacramento resistió y ganó la guerra de guerrillas. Porque llegó Igualado hasta los minutos finales, cuando Golden State trató de pisar el acelerador desde fuera. Dos triples de Klay Thompson y uno ligeramente esquinado de Curry golpeaban a los Kings, que despertaron para dos minutos de locura. De’Aaron Fox contestó frontalmente, encontraron a Sabonis en una conexión tremenda con el interior y Harrison Barnes sacó un margen interesante desde más allá del arco (122-116, 46′).
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No se quedaron ahi. Porque a Sacramento no le asustaba el ritmo y ahí se hacía fuerte. Pero también tenía que luchar contra un Curry brutal, que con dos enormes entradas en contacto y un triple emparejaba todo (123-124) para las posesiones finales. Tampoco nubló a los Kings. pues pese a perder su última posesión tras una mala selección de Fox conseguían parar al ataque de la Bahía.
Wiggins se dejó el triple, Sacramento salió rápido y Monk no falló desde el tiro libre. A la desesperada, Curry no pudo mandar el partido a la prórroga. Éxtasis. Habían ganado los Kings. 17 años después de su última victoria en post-temporada, tras un auténtico show de De’Aaron Fox (38 puntos) en su debut en Playoffs y 32 del sorprendente y volcánico Malik Monk.
1-0, claro. Pero ninguna sensación mala en Golden State. «Hubiésemos amado ganar esta noche, pero aprendimos grandes lecciones. Hemos jugado nuestro mejor partido en el sentido de entender el momento», reflexionó un Curry excepcional (30 puntos). Les faltó rematar, y saber leer a Fox. Porque otros espadas como Klay Thompson (21) o Jordan Poole (17) sí que aparecieron.
Me gusta dónde estamos. Me gustó cómo jugamos durante mucho tiempo
Tiene que remar el campeón. «Seguimos adelante. Volando sobre la pista, ajustándonos al pan. Me ha gustado cómo hemos jugado durante la mayor parte del partido. Me gusta dónde estamos. Tendremos que ganar en Sacramento una vez, al menos. Así que… ¿Por qué no el segundo partido?», sentenció el último MVP de las finales.