Los Golden State Warriors han sido uno de los grandes agitadores del verano. Con el traspaso de Chris Paul por Jordan Poole, hicieron una apuesta clara por intentar ser más competitivos el próximo curso a costa de dar salida a uno de sus jugadores con más proyección, algo que, en los que podrían ser los últimos años de máximo nivel del trío conformado por Curry, Klay y Green, parece coherente. Así lo consideró el propio Steph, quien se ha mostrado satisfecho con los movimientos realizados.
«Creemos que nuestro equipo tiene más sentido este año» afirmó en unas declaraciones para la NBC. «Ahora es cuestión de empezar a jugar, dejar que la temporada avance y ver qué necesitamos para ganar a los mejores del Oeste. Hay muchos grandes equipos y queremos ser uno de ellos».
Tras acumular una serie de buenos picks en 2020 y 2021, la franquicia trató durante unos años de ir desarrollando a sus jugadores jóvenes en un ambiente competitivo con su trío veterano, pero el experimento no pareció terminar de cuajar. James Wiseman fue el primero en salir para permitir el regreso de Gary Payton, y ahora Poole ha sido el siguiente sacrificado para reforzar el backcourt con un base más veterano y menos impulsivo, envejeciendo notablemente la plantilla con el objetivo de hacerla más competitiva en el corto plazo.
«Incluso cuando acabas de ganar, siempre intentas mejorar cada año» añadió Curry. «Algunos traspasos pueden parecer drásticos y otros pequeños ajustes, pero creo que cada equipo intenta hacer balance de lo que tiene.
En nuestro caso, hemos tratado hacer que nuestras piezas encajaran un poco mejor y darnos algo más de versatilidad en los dos lados de la cancha».