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COP28 y el desafío de qué hacer ahora

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Dubái. –La cumbre mundial del clima de Dubái, COP28, deberá dar respuesta al desafío que supone el desalentador resultado del primer balance del Acuerdo de París con un mensaje claro sobre los pasos a seguir para contener el calentamiento en límites compatibles con la vida en el planeta.

En septiembre, en su primera evaluación oficial, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Unfccc) advirtió de que el mundo no está en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París para contener el calentamiento global por debajo de los 2 grados.

Sobre ese documento, los países participantes en la COP28 deberán completar la primera ronda de evaluación del acuerdo, denominada Global Stocktake (GST) o balance global, y decidir qué hacer para encauzar la situación.

Entre esas medidas, los expertos esperan nuevas ambiciones o acciones de mitigación (reducción de emisiones) a nivel global, lo que, a su vez, pasa por elevar los planes de reducción presentados por cada país (NDC, por sus siglas en inglés).

Cero emisiones netas en 2050

Según los científicos, acotar el calentamiento pasa por acercarse a las cero emisiones netas en 2050, algo que sólo será posible con una transformación sistémica de todos los sectores, el abandono de los combustibles fósiles y el fomento de las renovables, entre otros.

Aquí será donde vuelvan a enfrentarse posiciones encontradas: la de los países que viven de los combustibles fósiles, la de aquellos que ven en las renovables la solución a la crisis climática -y a su dependencia energética- y la de aquellos sin recursos para afrontar la transición ecológica y, a su vez, más castigados por los efectos de un calentamiento al que apenas han contribuido.

En este contexto, cobra especial relevancia que la presidencia de la COP28, que será la que dirija las negociaciones, esté en manos de Sultán Al Jaber, director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (Adnoc), decimosegunda productora mundial de crudo.

Su trabajo, puesto en entredicho por ecologistas por su relación con la industria petrolera, no será fácil, pues en la reunión preparatoria de la COP28 de octubre quedaron patentes las grandes diferencias de enfoque y prioridades de las partes a la hora de afrontar la crisis climática.

Entre esos diferentes enfoques, tienen especial peso los de potencias como China, Estados Unidos, India, Rusia, Arabia Saudí o la Unión Europea, junto a la propagación del nuevo eslogan climático: “Triplicar las renovables y duplicar la eficiencia energética a 2030”.

La gran incógnita es si la resolución final de la COP28 recogerá una alusión clara al fin de los combustibles fósiles o se limitará, como en las dos cumbres anteriores, a mencionar la necesidad de impulsar las renovables, acabar con las plantas de carbón exentas de sistemas de mitigación y eliminar los subsidios a petróleo o gas, eso sí, en la medida de las posibilidades de cada país.

Camino de 3°C, doble de lo indicado por la ciencia

En 2015, los firmantes del Acuerdo de París, entre los que se encuentra España, se comprometieron a actuar para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2°C y esforzarse para limitarlo a 1.5°C a finales de siglo respecto a la era preindustrial. Posteriormente, el grupo de expertos climáticos de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) pidió limitarlo a 1.5 grados para evitar consecuencias irreparables, como la desaparición de islas o zonas costeras bajo el mar. Sin embargo, según el “Informe sobre la brecha de emisiones” de 2023 del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma), las políticas actuales de los países para reducir las emisiones de GEI son insuficientes y abocan a la Tierra a un aumento de la temperatura de 3 grados.

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