De las manos del Biógrafo Farid Kury, Juan Pablo Duarte retorna para contarnos, con su propia voz, el milagro que significó construir en poemas a la República Dominicana.
En mi novela, La Sagrada Familia, un personaje le pregunta a otro qué es más grande, si la vida o la muerte y el otro al responderle afirma:
—Yo no sé quien es más grande si la vida o la muerte. Estoy plenamente seguro de que ambas, tanto la vida como la muerte, esperan que el amor las rescate.
En cualquier lugar en que Duarte esté debe estar martillándole en sus oídos la celebre advertencia del padre del patricio Ramón Matías Mella, cuando le comentó: “Esto nunca será un Estado”.
Lo recordó porque pudo ver desde el infinito como el actual Presidente nombró como Administrador de la Compañía Eléctrica a un personaje del que los mismos archivos estatales revelan que su empresa le adeuda al Estado Dominicano 49 millones de pesos, dinero que no ha mostrado ninguna intención en pagarlo, pero quiere que el éxito de su administración esté fundamentado en que los consumidores, los deudores entiendan el que “hay que pagar”.
¿A qué civilización posible se le ocurre cometer una barbaridad de esa naturaleza? ¿Cómo nombrar en un puesto público a una persona cuya empresa reniega cumplir con sus obligaciones tributarias?
Sólo un intento de Estado que recorre el más peligroso camino en su proceso degenerativo puede darse semejante “privilegio”. Y nuestro Apóstol, desde el lugar donde se encuentra, lanzó su grito, su lamento, su adolorida advertencia. Los oídos de Farid, con su amor, con su virtud divina, al escucharlo lo rescata, cumpliéndose así la profecía de que “tanto la vida como la muerte esperan que el amor las rescate”.
Farid debía sentir sus gritos porque Duarte fue un hombre cuyas fuerzas físicas, como siempre les ocurre a las especies, se transformaron, pero su Fe, la claridad y la firmeza de sus ideas y el vigor de su esperanza nunca se agotaron, sino que como olas marinas siguen palpitando, con fuerza. Para Duarte, Farid ha pasado a ser una luz que ilumina las noches de su largo camino.
Blas Jiménez
La Asociación Quisqueyana de Intelectuales, el Movimiento Interiorista y la Academia Dominicana de la Lengua, quieren expresar sus condolencias por el inesperado viaje hacia el infinito emprendido por nuestro gran amigo, el poeta Blas Jiménez, un creador honesto, un pedagogo capaz, un intelectual como son los de AQI.