Apodado «The Juice», Simpson fue uno los populares atletas de finales de los años sesenta y setenta. Superó una enfermedad infantil para convertirse en un electrizante corredor de la Universidad del Sur de California y ganó el Trofeo Heisman como mejor jugador de fútbol universitario. Tras una carrera de récord en la NFL con los Buffalo Bills y los San Francisco 49ers, ingresó en el Salón de la Fama del Fútbol Profesional. Simpson convirtió su estrellato futbolístico en una carrera como presentador deportivo, publicista y actor de Hollywood en películas como la serie «La pistola desnuda».
Todo cambió después de que Nicole Brown Simpson y Goldman aparecieran fatalmente acuchillados en una escena sangrienta frente a su casa de Los Ángeles el 12 de junio de 1994.
Un juicio televisado y seguido por Bill Clinton
El exjugador se convirtió rápidamente en sospechoso. Se le ordenó entregarse a la policía, pero cinco días después de los asesinatos huyó con un antiguo compañero de equipo. Lo que siguió fue uno de los juicios más notorios de la América del siglo XX y un circo mediático. Lo tenía todo: un acusado famoso y rico; un hombre negro acusado de matar a su ex mujer blanca por celos; una mujer asesinada tras divorciarse de un hombre que la había golpeado; un «dream team» de abogados defensores carismáticos y caros. Uno de sus abogados fue Roberr George Kardashian, el padre de las famosas hermanas Kardashian, quien revalidó su título de abogado porque llevaba varios años retirado de la abogacía, para ayudar a su amigo íntimo durante el juicio en 1995.
Simpson, que al principio del caso se declaró «absolutamente inocente al cien por cien», saludó a los miembros del jurado y pronunció las palabras «gracias» después de que el jurado, compuesto en su mayoría por 10 mujeres y dos hombres de raza negra, le absolviera el 3 de octubre de 1995.
Los fiscales argumentaron que Simpson mató a Nicole en un ataque de celos y presentaron numerosas pruebas de sangre, pelo y fibras que vinculaban a Simpson con los asesinatos. La defensa alegó que el famoso acusado había sido incriminado por policías blancos racistas.
El juicio conmocionó a Estados Unidos. En la Casa Blanca, el Presidente Bill Clinton abandonó el Despacho Oval y vio el veredicto en el televisor de su secretaria.