La mayoría de las veces la mercadería comprada a muy buenos precios a vendedores ambulantes es falsificada. Y en tales casos lo barato puede salir caro. El precio no es el mejor parámetro para evaluar si los anteojos que están siendo adquiridos son de buena calidad. Las personas necesitan tomar conciencia del alto costo social que tiene la compra de productos piratas.
Los anteojos de sol figuran en la larga lista de productos pirateados que se venden en todo el mundo. Pero difícilmente las lentes de un anteojo falsificado contienen filtros capaces de bloquear la luz ultravioleta. Y en vez de proteger pueden causar lesiones en la retina y hasta llevar a la formación de cataratas. Los anteojos vendidos sin consulta médica en el comercio informal pueden ser, en suma, muy peligrosos.
La piratería, además de ser un peligro potencial a la salud humana, dificulta la aplicación de los códigos de defensa al consumidor vigentes. Como la mercancía falsificada es ofrecida en el mercado informal, se dificulta la identificación y las responsabilidades que le corresonden al vendedor y fabricante de los productos. En cuanto compramos una falsificación, rompemos con los códigos que nos protegen como consumidores y garantizan nuestros derechos como ciudadanos participantes de la sociedad de consumo.
Los anteojos falsificados son tan baratos en el mercado porque no poseen una tecnología capaz de filtrar los rayos ultravioleta, UV. Según estimaciones de la Asociación Brasileña de la Industria Óptica, las falsificaciones responden por 50% de los anteojos de sol comercializados en Brasil en la actualidad.
Efectos del sol sobre los ojos
En julio de 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgó un estudio en el cual se calculan en 60 mil las muertes anuales de personas en todo el mundo por la exposición excesiva al sol. Se estima que más del 90% de la incidencia global de dolencias como el melanoma y otros cánceres de piel sean causadas por la exposición a la radiación ultravioleta.
Aunque la radiación UV tiene como efecto benéfico la producción de vitamina D, el exceso puede causar una variedad de problemas de salud como el cáncer de piel y las cataratas.
La Organización Mundial de la Salud alerta que muchas de las enfermedades y muertes relacionadas con la radiación UV pueden ser evitadas a través de la adopción de medidas preventivas. La OMS sugiere que las personas limiten el tiempo de exposición al sol durante el mediodía, y busquen la sombra cuando los rayos solares sean más intensos. También que usen prendas protectoras como sombreros y anteojos de sol, filtro solar con factor de protección mínimo de 15, y eviten el bronceado artificial.
La incidencia directa de los rayos ultravioleta sobre el ojo humano ocasiona lesiones oculares que, gradualmente, pueden determinar la pérdida total de la visión. Una de las lesiones oculares más comunes causadas por el exceso de sol es la reducción de la visión de los detalles por la mácula, es decir, la parte de la retina responsable por esa función. También la formación de cataratas, el problema ocular grave de mayor incidencia en el mundo. Por todo lo anterior es fundamental utilizar anteojos de sol capaces de filtrar la incidencia de tales rayos.
Los anteojos apropriados
La utilización de anteojos de sol cuyas lentes no ofrezcan protección adecuada es más peligrosa que exponerse al sol sin anteojos. El ojo humano posee mecanismos de defensa naturales que son inhibidos por la oscuridad proporcionada por los anteojos.
La pupila, que automáticamente se cerraría ante la luminosidad, se mantiene dilatada ante las lentes oscuras. La reacción natural del ser humano de cerrar los ojos se ve comprometida ante los anteojos de sol. Por lo tanto si las lentes no protegen los ojos, los rayos ultravioleta pasan y afectan la retina más severamente que si no estuviéramos usando ningún tipo de lente.
La decisión de compra de unos anteojos de sol debe tomar en cuenta, ante todo, el nivel de protección que éstos tengan contra la radiación ultravioleta (UVA y UVB). Esa información debe estar disponible en el momento de la compra, sea en el adhsivo fijado a los anteojos, o en algún librito adicional que incluya informaciones sobre el producto. El comprador debe exigir esa información.
Además de saber el nivel de protección contra los rayos ultravioleta, también debe observarse la adaptación de los anteojos al rostro. Dé preferencia a las lentes que cubran bien los ojos o impidan la penetración de luz a través de las aberturas existentes entre los anteojos y la cara.
El color de las lentes también está relacionado con la reducción de problemas como jaquecas, dolores de cabeza y fotofobia. Colores que provoquen pocas distorsión de la visión y de los colores del ambiente (por ejemplo gris, verde o marrón) son las mejores opciones.
Bronceado artificial
En las cámaras de bronceado artificial los ojos también quedan expuestos a los rayos ultravioleta. Cuando estamos bajo las lámparas de broceado artificial, necesitamos bloquear los rayos UV. En ese caso los anteojos de sol no sirven, sino el uso excluyente de anteojos especiales de protección para el bronceado.
Al comprar anteojos, sean de aumento o de sol, la mejor salida es consultar con un profesional, evitando el comercio ambulante, donde no hay garantía de procedencia. Exigir garantía de protección UV y UBV también es fundamental. Aún así, ante nuevas dudas, hay que consultar al oftalmólogo, quien está apto para proveer informaciones correctas, previniendo daños a su salud.