La colega Yokaurys Vásquez escribe en estas mismas páginas acerca del criterio del diputado del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Frank Martínez, en relación con la posposición de la nueva Carta Magna de la República, y resulta que tras innumerables horas de reuniones, ires y venires por parte de la Asamblea Revisora, ciudadanos/as en el país repiten que “esa no es la Constitución que representa sus ideales”.
A juicio del legislador, el cambio de fecha anunciada recientemente por el presidente del Senado Reinaldo Pared Pérez, conllevaría a retrasar las elecciones congresuales y municipales del próximo año, así como las actividades proselitistas de los partidos políticos.
Unido a este criterio, prevalece el concepto de que la debilidad institucional de la nación y del Congreso dejará “mal parados” a los asambleístas, lo cual significa que no hubo rigor jurídico en la redacción de los textos y que las expectativas fueron diluyéndose como polvo en primeras y segundas lecturas, cuando aún había esperanzas…
En días pasados, la diputada Isabel Bonilla trató el tema en un programa televisivo, donde expuso con claridad la poca libertad de actuación con que cuentan los legisladores, en relación con sus partidos.
Bonilla apuntaba que resulta muy arriesgado para un legislador no actuar acorde con su partido y en tal sentido, queda en desventaja el ciudadano común, quien finalmente no puede sentirse representado por esa reforma.
Si bien Martínez considera que este retraso generará en la población incertidumbres y preocupaciones, otras interrogantes se abren paso por sí mismas. ¿Habrá que esperar nuevas modificaciones para que algún día dominicanos y dominicanas sientan suya la Constitución de la República y esperen ese día con la confianza y seguridad necesarias?
En estos tiempos algunos legisladores tendrán sobre su conciencia la auto evaluación de si hicieron bien su trabajo o no y cuánto de ganancia tendrá este nuevo texto considerado la máxima expresión, o la Ley de Leyes…