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Políticas públicas para erradicar violencia machista versus  retroceso en espacios simbólicos

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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De nada vale la creación y desarrollo de políticas públicas para eliminar la violencia machista, si, desde los espacios simbólicos, los líderes, jefes de familia, académicos, voluntarios, altruistas, clubistas…,  no hacen el cambio cognitivo, de conducta y en sus acciones, para proteger oportunamente y de manera efectiva, derechos humanos y fundamentales.

La humanidad ha avanzado a pasos agigantados, con ella, los derechos de las personas. Sin embargo, hoy, todavía es una afrenta ver cómo muchos líderes se resisten a exhibir garantía de derechos. Un mal que lo vemos en sus acciones, discursos, actos personales, comportamiento social.

Lo propio vemos en la familia, iglesias, escuela, academias, iglesias, clubes…., en distintos espacios simbólicos de la sociedad, donde los líderes llamados a promocionar equidad, igualdad, cooperación, solidaridad, respecto del buen nombre e imagen de cada ser humano, incumplen su rol. Al tiempo de con esta postura ofrecer involución y antivalores a la sociedad, en un siglo donde se apuesta a vivir con bienestar y paz, con garantía de  dignidad.

La cultura machista persiste porque el liderazgo rancio la necesita para perpetuarse y dominar. Lo hace ne la familia, iglesias, escuela, universidades…, en franca violación a derechos humanos, constitucionales; a leyes supranacionales que importantizan a la personas, por simple hecho de eso, ser persona.

Olympe de Gouges, Eleanor Roosevelt, Hansa Mehta, Amelia Earhart, Domitila Barrios de Chungara, Salomé Ureña y Florinda Soriano (Mamá Tingó), son nombre de algunas mujeres revolucionarias que a lo largo de la historia, hicieron enormes aportes a los derechos de la mujer, del hombre, tanto políticos como civiles. iUrge usted y conocerá! ¡A ellas, nuestro encomio eterno!

Esta actitud irresponsable de los espacios simbólicos, seguirá abriendo brechas sociales y eternizando la desigualdad. Ante esto, solo la educación nos liberará. Es necesario un cambio de discurso en la familia, iglesias, escuelas, universidades, gremios profesionales, partidos políticos…, donde la real y oportuna protección de derechos, para hombres y mujeres, en igualdad y equidad, sea un hecho, no un poema. íQué la misma cosa sea con guitarra y con violín!

iBasta ya de estereotipos, de lenguaje soez, de injurias y palabras hirientes, que descalifican, invisibilizan, degradan!. Eso sólo merma el desarrollo social de la mujer, de las niñas, coarta la libre determinación incluso de los pueblos, como derecho humano que es, tanto en lo económico, social, como en lo cultural.

Entender de una vez y por todas, que los roles de género, esos modelos de conducta que buscan imponer cómo deben ser, sentir y actuar las mujeres y los hombres en una sociedad, solo causan desigualdad y dicriminación. Limitan derechos fundamentales de las personas, por tanto, su crecimiento.

Por eso, es preciso dejar de naturalizar ciertas conductas. Por ejemplo: las tareas o actividades del hogar   son responsabilidades que deben ser compartidas. Debemos vivir en igualdad.! El hombre no es superior a la mujer y viceversa. Hay que reenfocar la educación en todos sus ámbitos. Los esterotipos, se reitrea, solo causan desigualdad y discriminación;, porque, vulneran derechos  fundamentales, entre ellos, la paz, la libertad y el desarrollo  personal. Tan necesarios para tener un mundo sano.

Este siglo de la Información no resiste más violaciones a derechos, por el contrario, es propicio  cerrar la brecha de género que todavía, manifiesta las dificultades que tiene la mujer en el mundo para acceder a salud, educación, economía y política, así como,  a puestos remunerados con igualdad sustantiva.

Hay que reenfocar la educación en todos sus ámbitos, para eliminar   desde el nacimiento, prejuicios y creencias, transmitidos además por la costumbre. Asimismo, hacer cambios en el nocivo trato diferenciado entre hombres y mujeres. Ellas y las niñas, necesitan y deben vivir una vida sin ningún tipo de violencia: económica, psicológica, sexual, política, digital…

!Frenar estereotipos de género, usar un lenguaje que proteja derechos  es nuestro compromiso! No hay excusa.

Hasta pronto.

La autora reside en Santo Domingo

Es educadora, periodista, abogada y locutora.

santosemili@gmail.com

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