La Fundación Justicia y Transparencia (FJT), consideró oportuna la visita del secretario de Estado del gobierno norteamericano, Marco Rubio para abordar y ponderar la posible ruptura de las relaciones diplomáticas con China Popular y el restablecimiento de las relaciones con China Taiwán, corrigiendo así una injusticia histórica, perpetrada por el último gobierno de Danilo Medina, quien, por razones de aparentes beneficios económicos y comerciales, se arrojó a los brazos de la República Popular China.
Máximo Calzado Reyes vicepresidente ejecutivo de Justicia y Transparencia, recordó que el 30 de abril del 2018, oficializado con fecha al primero de mayo, se toma como punto de partida el inicio del establecimiento de relaciones diplomáticas, entre la República Popular China y República Dominicana, marcando de inmediato la ruptura con Taiwán (oficialmente República de China), dejando atrás más de 70 años (1944-2018) de relaciones fructíferas con Taiwán, fecha que marcó el inicio de una ingratitud histórica en de la política exterior del Gobierno Dominicano.
Donde además reconocimos, en una flagrante violación al derecho internacional y a la constitución de la República Dominicana “que solamente hay una China en el mundo, que el Gobierno de la República Popular de China es el único representante legal de ese país y que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino”. Se trata de una condición u imposición indispensable y forzosa de Pekín, para establecer relaciones diplomáticas fundamentalmente con estados débiles o subdesarrollados, bajo la estrategia de la denominada «chequera diplomática”. Un errado y abusivo enfoque que ha servido de tensión, conflictos y críticas en el ámbito internacional, destacando las inequívocas transgresiones a la soberanía, el derecho a la autodeterminación y la independencia de la política exterior de otros estados.
Se recuerda para la ocasión que la República Dominicana motivada por los crecientes intereses económicos y el cabildeo estratégico de otros países, fundamentalmente de Panamá, quien jugó un papel clave en el acercamiento dominico-chino, sobre todo al constituirse Panamá en un enclave importante en el Caribe para los chinos, esparciendo y posibilitando el que otros países trillaran el mismo camino que ya ellos habían recorrido, cuando el 13 de junio del 2017, casi un año antes que República Dominicana y previo a haber cesado el día anterior sus relaciones con la República de ChinaTaiwán, acogiéndose a la imposición del reconocimiento de una de una sola China, derrotero que también siguió el Salvador en agosto del 2018.
Para la entidad cívica se trató de una vergüenza internacional, el oscuro acontecimiento donde los cancilleres de ambos países, en aquel entonces, Wang Yi y Miguel Vargas, rubricaron en Pekín el acuerdo que oficializó los lazos entre China Popular y República Dominicana, donde además cargamos con la indignidad de reconocer y reiteramos “que solamente hay una China en el mundo, que el Gobierno de la República Popular de China es el único representante legal de ese país y que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino”.
El dirigente cívico ve como un gesto de grandeza y valoraría como valiente y altamente positivo, por parte del actual presidente Luis Abinader, el corregir el error político de Danilo Medina, reencauzando y restableciendo las relaciones con Taiwán, en el marco de una nueva geopolítica, que supone asumir con determinación la responsabilidad de promover la protección del sistema democrático y sus valores.
De acuerdo con Calzado Reyes las relaciones Dominico-China, se han convertido en verdadero despropósito, donde lo único que hemos hecho es entregar nuestro mercado, de unos 11 millones de habitantes a los chinos, afectando la producción nacional y permitiéndoles un espacio de privilegio, en la inversión y control de áreas vitales, tales como la tecnología, maquinarias y vehículos, minería, infraestructura y energía, entre otras, convirtiéndose en los primeros licitadores en las compras públicas.
Finalmente, la FJT reitera al Gobierno Dominicano en la persona del presidente Luis Abinader, el romper con China y oficializar las relaciones con Taiwán, reivindicando así la tradición Dominico-Taiwanesa, de décadas, con relaciones armoniosas y apoyos estratégicos, en los foros internacionales, con propósitos comunes en el plano ideológico y democrático, hoy tirados por la borda por presuntos intereses coyunturales, convertidos y evidenciados como promesas incumplidas.