Cuando el presidente Leonel Fernández examina lo que está pasando en el mundo, sobre todo en la consolidada democracia de América Latina, como que no lo entiende. No entiende como Manuel Zelaya, siguiendo mecanismos legales, fue sacado del poder, y no entiende como a pesar de todas las peroratas del liderazgo actual no lograron restablecerlo en el Mando. Su incomprensión, como diría un taino, es propia de la época.
En Washington primero se estudian los fenómenos, luego se elabora una teoría económica/política de corrección y entonces se ensaya en un país determinado para probar o no su valides. Se ensaya con un libreto muy bien escrito, en el que cada carácter conoce y juega su papel, donde cada individuo sabe cual es su labor.
A pesar de que era la derecha, la cámara de gas de George Bush, la que gobernaba en Washington, fueron ellos quienes aniquilaron toda la oligarquía gobernante latinoamericana, y fueron ellos quienes posibilitaron el ascenso al poder de la “nueva izquierda Latinoamérica”.
¿Por qué se dio ese viraje?
Cuando en Washington estudiaron los problemas de la democracia en América Latina encontraron que los principales enemigos de la democracia eran las oligarquías aliadas de la Casa Blanca. Estos frente oligárquicos, basado en el apoyo que tenían en Washington, se dedicaban, única y exclusivamente, al saqueos de las riquezas, al robo inmisericorde, actitud que tenía como resultado una generación de pobreza cuya única salida era la emigración hacia Los Estados Unidos de Norteamérica de las grandes masas de analfabetos, la escapada en busca del sueño americano de miserables enfermos; aumentando con ello los problemas a Washington, agrandándoselos.
Observando lo que había pasado en el bloque del este, encabezado por la Unión Soviética, descubrieron el que una vez la sociedades se hacen rica transitan en dos direcciones: La primera es la búsqueda de mayor libertad, pues la riqueza no sirve para nada si usted está encerrado, y la segunda, es el intento por constituirse en imperio, como es el caso de la actual China.
Así fue como llegaron a la conclusión de que el principal enemigo de Washington eran sus aliados. Basados en ese descubrimiento decidieron acabar con ellos, y acabaron con ellos. Surgieron entonces en toda América estos líderes de “izquierda”, quienes debían elaborar y ejecutar un programa de erradicación de la pobreza combinado con un programa de fortalecimiento institucional y de consolidación de los derechos democráticos. Es decir, un programa destinado a acabar con los enemigos de Washington, destinado a terminar con el enemigo número uno de la democracia: La pobreza. Y un programa de institucionalidad destinado a acabar con el enemigo número dos de la democracia: La corrupción.
La pobreza no ha podido ser derrotada como la derroto el socialismo en Europa del Este porque los líderes de la nueva izquierda han concentrado sus esfuerzos en fortalecer sus liderazgos personales, no en fortalecer la fuerza de las instituciones, no en fortalecer la legalidad en la acción pública. Todos se han creído que son los fieles castros modernos, pero que ahora en vez del fusil, sus hazañas consisten en comprar los votos de los pobres, a veces con pan, a veces con vino, y muchas veces con pan y vino.
El nuevo liderazgo latinoamericano no se ha concentrado en debatir los desafíos de sus sociedades y legislar para enfrentarlos, sino que sus esfuerzos han estado destinados en debatir sus proyectos personales y legislar para favorecer sus posibilidades y para garantizarse impunidades.
Es decir, el nuevo liderazgo ha sido un verdadero lodazar. Han corrompido la función del liderazgo en un nivel tal que hasta el actual Presidente del Senado, doctor Reinaldo Pared Pérez, el conocido Pechito, pidió que le reservaran su candidatura. ¡Pechito no puede competir, Pechito es mesiánico!
Quisqueya tiene en el Palacio, con Leonel Fernández, un ejemplo más que clásico: Todo para el, al precio que sea. La constitución debe ser para que El la maneje, las instituciones deben ser para que El las manejes, los fondos públicos para que El los maneje… En los mismos pasos anda el Vargas Mal donado del PRD. Y los liderazgos de esos partidos parecen ser mierda encerrada en letrinas. En el PLD la estrategia de Danilo consiste en apuntarles números a Leonel, los números salen, pero Leonel no le paga.
Ahora Washington ha decidido tomar el toro por los cuernos, como lo hizo en Honduras. Y el ensayo le salió bien. Los líderes latinoamericanos deben saber que de ahora en adelante cuando traten de usar el poder para consolidarse como ente mesiánico serán sacados en forma legal del palacio, lo echaran con música y todo. El congreso lo destutanara y los militares le obedecerán al congreso porque esa es la orden que han recibido de Washington.
La doctrina Obama consiste en asegurarse de que los liderazgos utilicen sus influencias para fortalecer las instituciones, en asegurarse de que la generación de riquezas se distribuya de manera tal que impida la consolidación en pocas manos y con ello obstaculice la creación de nuevos y peligrosos imperios, en asegurarse de que toda evolución social implique el respeto a los derechos democráticos de las personas.
Si así son las cosas, los días de Leonel Fernández están contados, y sus posibilidades de volver están descartadas, al menos que haga como el Camaleón y se ponga el nuevo traje. A Mal donado se le hace difícil ponerse el nuevo traje, su escasa formación intelectual se lo impide, sus posibilidades de llegar a la presidencia se tornan oscuras, son una loma de jabón mojado.