Alerta de tensión nacional: de SFM a Friusa

La huelga en San Francisco de Macorís, motivada por el argumento de que no se han cumplido las políticas públicas prometidas en esa provincia, y la protesta en Friusa, sobre la presencia de haitianos en una de las zonas turísticas más importantes del Este, han generado una presión simultánea que el Gobierno no puede ignorar.

Aunque distintas en su origen, ambas situaciones reflejan una misma urgencia: la necesidad de conducción firme, preparada y con verdadero sentido de Estado.

En momentos como este, se hace evidente que los mandos militares y policiales no pueden improvisarse. Se requieren líderes que hayan pasado por la fragua del cuartel, que entiendan el peso de una decisión en medio del ruido, y que hayan vivido lo que hoy se les exige dirigir.

Y el complemento natural está en el componente civil del Estado. El funcionario público no debe ser negociable. Debe ser el resultado de una selección certera, basada en cualidades : la capacidad, la integridad y el compromiso nacional, nunca individual.

Solo así podrán diseñarse e implementarse políticas públicas eficaces, que reduzcan las causas reales de descontento y eviten que la frustración social se convierta en paros y manifestaciones.

Porque aunque muchos reclamos son legítimos, no es menos cierto que otros son alimentados por intereses partidarios disfrazados. Y eso es, sin duda, una acción puntual de malos dominicanos.

Ya no es tiempo de acuerdos improvisados en tabernas de muelles olvidados. Lo que se avecina —aquí y en el mundo— exige timoneles y oficiales de cubierta principal, con formación, visión estratégica y temple. De lo contrario, el buque nacional corre el riesgo de encallar en los arrecifes de la improvisación y la mediocridad.

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