VAIL, Colorado.-Al echarse la paloma, el hombre más buscado en la República Dominicana se hizo presente a través de una llamada telefónica al programa de mayor incidencia en la vida nacional, palo periodístico que algunos intentaron poner en cuestionamiento, pero frente al que nadie permaneció indiferente.
Desde que Figueroa Agosto concluyó su conversación con el Gobierno de la Mañana, en las tertulias que se han formado aquí entre las decenas de familias dominicanas que tienen la tradición de pasar una parte de la temporada navideña deslizándose por las nieves en estas espectaculares montañas, no han cesado de requerirme opinión una y otra vez sobre esa llamada.
Lo primero es que no me cupo ninguna duda sobre su autenticidad porque el equipo que la manejó no se hubiese aventurado a asegurarle al país que se trataba del fugitivo de la Justicia boricua y de la dominicana sin antes haber tenido mecanismos de comprobación, que, desde luego, preservará bajo toda ética.
Y la conversación telefónica con un personaje con tales implicaciones no se hubiese llevado a cabo sin que se adoptaran algunas medidas que dificultaran su detección, porque el papel de un medio es el de ser un canalizador confiable de la información, no el de espías ni el de calié.
De todas maneras, hay una pregunta razonable, ¿Por qué un hombre como Figueroa Agosto, se vio precisado a exponerse dando el frente?
En primer lugar, el asesinato de su protector y enlace con los enclaves militares que le protegieron durante diez años. Ese hecho le dejó claro que algunos podrían estar interesados en ubicarlo, no precisamente para ponerlo a disposición de la Justicia.
Mi primera lectura es que Agosto habló para advertir que estaba en capacidad de hablar, hizo implicaciones muy graves sobre algunos oficiales, pero entendió que era suficiente con dejar el asunto entre coroneles, quizás demasiado para una primera vez.
Pero, además de la muerte de su compadre y espaldero, coronel González y González, debe estar experimentando acorralamiento por la eficiente labor del Ministerio Público.
No valió que se quisiera aprovechar la solidaridad mediática que pudiera despertar Mary Peláez Frappier para presentarse como dueña de una propiedad adquirida a un valor irrisorio y decorada con previsiones muy alejadas de su perfil, porque para nada era pensable que ella necesitase de pasadizos para evadirse de una persecución ni de lugares para el almacenamiento de drogas.
Agosto reveló, entre otras cosas, que pactó su fuga por un millón de dólares, todo porque creía que a ninguna otra persona se le podría levantar expediente asociado a él. A Sobeida le habría bastado, como lo intentó hacer al principio, negar que lo conociera, tal vez sin imaginarse que las evidencias probaban lo contrario, situación de la que se percató y aprovechó una variación de la coerción para emprender la fuga.
Tampoco pensó Peláez que se le pudieran probar otros vínculos, ella era compradora de una casa a Eddy Brito, y a Agosto sólo lo había visto, pero resulta que lo conocía un poco más, porque era su supuesto inquilino en el apartamento de Oceans One. Las autoridades sabían más que eso y ha quedado penosamente entrampada, porque esa otra propiedad que la ha justificado como un bien de familia, se ha mostrado cómo la pagó Agosto, que no era su pariente.
Si Agosto sobornó, como evidentemente lo hizo, parece que está consciente de que la remoción de fichas en el tablero lo ha dejado desprotegido, y parece ser que, en cambio, ha querido advertir, no se sabe a quién, que no se hundirá solo.
