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Cuando la Naturaleza juega una mala pasada

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Madrid.- Cuando la niña tenía tres años, Maite descubrió que la Naturaleza le había jugado una mala pasada a su hija, ya que su cerebro masculino vivía atrapado en una anatomía de mujer. Hoy, cumplidos los veinte años y después de "mucho sufrimiento", el "joven" es "muy feliz", dice su madre.

"Tiene los mismos sueños que cualquier chico de su edad. Es un joven enamorado, responsable, maduro, fuerte,… Un hombre hecho y derecho que está pendiente de un trabajo como auxiliar de vuelo", continúa Maite, quien, a pesar de todo, no logra olvidar lo que la familia, y especialmente su hijo, ha sufrido en todo este tiempo.

Han sido casi dos décadas -explicó Maite a Efe- de idas y venidas al hospital, de tratamientos hormonales, consultas con médicos y sicólogos; de aprender a convivir en el colegio y en la calle con el rechazo social que su hijo nunca sintió en casa.

"Tuvo y tiene nuestro apoyo en todas las decisiones que ha tomado", como cuando con 17 años quiso entrar en el quirófano para someterse a una mastectomía. Siempre tuvo claro que la cirugía podía arreglar lo que la Naturaleza le negó en el momento de nacer: que cuerpo y mente convivan sin conflicto", apunta la madre asturiana.

Ha sido un proceso "largo, difícil y angustioso" que la familia ha recordado hace unos días al conocer la noticia de la cirugía de reasignación de sexo a la que fue sometido un adolescente de 16 años en Barcelona, la primera que se realiza en España a un menor de edad.

La operación, llevada a cabo por Iván Mañero, cirujano plástico y reconstructivo, fue autorizada por un juez después de analizar los informes favorables de los forenses.

En España, como en muchos otros países, la ley sólo permite esta cirugía en menores con autorización judicial previa.

Al informar de la cirugía al menor de edad barcelonés, Mañero aseguraba que cree, sin embargo, que "si el diagnóstico es claro, el paciente tiene la cabeza amueblada y físicamente está bien desarrollado, deberíamos tomar la decisión para evitar que sufra más años de los necesarios. Siempre que el diagnóstico sea claro no hay ninguna diferencia entre operar a los 16 ó a los 18 años".

Al respecto, Maite, la madre del transexual asturiano, replica que "no se puede condenar a un chico o una chica a seguir siendo infeliz hasta la mayoría de edad".

Una operación de reasignación de sexo, añade, "nunca es un capricho. Cuando alguien, joven o adulto, toma la decisión de meterse en un quirófano para adecuar su anatomía a su mente es porque antes lo ha meditado mucho. Si el interesado quiere, los médicos lo aconsejan y lo avalan, y la familia apoya, ¿por qué esperar a la mayoría de edad?", se pregunta Maite.

El presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Ezequiel Rodríguez, ve bien la tutela judicial que la legislación española contempla en tan polémica cuestión. "De todas formas -dijo a Efe-, son excepcionales, aislados, muy pocos los casos de menores de edad que quieren pasar por el quirófano" para una operación de reasignación de sexo.

"La ley está bien como está, no hay que cambiarla", insiste Rodríguez, quien recalca la obligación de realizar un estudio "exhaustivo y objetivo", tanto desde el punto de vista médico como sicológico, antes de decidir la operación.

Las organizaciones que trabajan para ampliar los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, y que consideran muy pocas las personas que nacen con una identidad sexual que no se corresponde con su anatomía, coinciden en la necesidad de revisar la legislación para que no sea necesaria la autorización judicial en el caso de los menores.

"Negar la transexualidad hasta la mayoría de edad sólo alarga el sufrimiento de la juventud", dice Mar Cambrollé, coordinadora del área "trans" en la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT), quien considera que los jóvenes deberían poder decidir contando, por supuesto, con la opinión de los profesionales sanitarios". EFE

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