La gente buena creó la democracia, la gente mala hace la democracia necesaria. Si yo no soy el autor de esa frase debí haberla escuchado en algún lugar porque no recuerdo haberla leído.
Cuando la gente escucha las noticias sobre la “crisis económica en Estados Unidos”, tiende a pensar que se trata de una situación como la que ocurre en República Dominicana, donde agua y electricidad faltan hasta en las millonarias torres de la avenida Anacaona.
En USA todo es diferente y la crisis no es por falta de recursos sino por exceso de ellos, poseen tanto que la Suprema Corte de Justicia acaba de autorizar a las corporaciones a que gasten cuanto dinero deseen gastar para asegurarse de que sus representantes, “los llamados controlados”, salgan electo como los nuevos senadores, diputados, síndicos , presidente y vicepresidente.
Estos llamados controlados provienen de familias disfuncionales, no importa su origen social, pueden venir de familias ricas, de clase media o pobre. Lo importante es que el elegido haya tenido una vida familiar que lo llevó a la vida callejera, que haya sido violado sexualmente y que se haya llenado de miedo. Para librarse del terror entró al ejército y allí aprendió a tener como base de su vida que lo que Estados Unidos debe hacer es “fabricar armas para cazar a sus enemigos”.
Ese es el candidato perfecto. Le llenan una hoja de heroísmo y las corporaciones gastan en él todo cuanto deben gastar para que el electorado conozca a su héroe. El controlado empieza su vida política y cada vez que intenta hacer algo contra las corporaciones, envían al lobista para que le recuerde quien era él.
Ahora, volvamos al tema: no vaya usted a creer que el gastar es un privilegio exclusivo de las corporaciones, claro que ellas son las que controlan los grandes centros financieros, ellas son las que quiebran y ellas son las que ganan mas dinero cuando quiebran que cuando están produciendo.
Pero, los pobres, es decir, esa gente que se levanta a trabajar y tiene dos trabajos, están viviendo una situación digna de trofeos. Esta semana, por ejemplo, visité unos inquilinos que tengo y como ya no caben más cosas en el apartamento, les pedí que hiciéramos una pequeña limpieza. Al terminar habíamos votado cosas con un valor superior a los 3 mil dólares; y en el sótano colocamos otras, que nunca usarán, con un valor cercano a los mil dólares.
El misterio está en que los sociólogos hablan de que la clase gobernante ha convertido al pueblo en consumista, pero cuando uno habla con la gente se da cuenta de que no hay tal engaño, que todos el que va a una tienda a comprar cosas que no necesita está plenamente consciente de lo que está haciendo. Y cuando usted le pregunta sobre esa misma actitud practicada por otras personas te hacen toda una explicación política, sicológica y sociológica del tema, con tal sapiencia, con tanta sabiduría que parecen tener un doctorado de Harvard. Y sin embargo…
Los políticos que manejan el poder quieren que la gente siga comprando, la gente tiene que seguir comprando porque si no lo hace el aparato económico se paraliza y el Imperio, como está y como es, dejaría de existir. ¿Qué harán con lo comprado?