El desafío no son las drogas: todos sabemos dónde se producen, cómo y quiénes la comercializan, quiénes la consumen y qué se hace con el dinero generado como ganancia. El desafío es encontrar a alguien que quiera traicionar la política de Washington, alguien con la santa intención de desenmascarar la falsa guerra contra las drogas. Eso he dicho y así debe pensar cualquier ser humano que tenga cierto respeto por el sentido común.
En esta guerra contra la idiotizarían global mi discurso encontró un aliado fundamental. El mundialmente famoso escritor mexicano Carlos Fuentes, Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias declaro que “México tuvo un momento político de mucha violencia con la Revolución, pero luego con el PRI y con la democracia fue un país con problemas, pero más o menos tranquilo.
Ahora, cuesta salir a la calle porque hay una narconación, una presencia de los narcos en diferentes áreas que hace peligrosa la vida. Por eso estoy a favor de que se despenalice la droga y eso sólo se puede lograr si la despenalizan los Estados Unidos.
Los narcotraficantes mexicanos son pigmeos, gente muy menor que lo único que hace es mandar droga al otro lado de la frontera para el gran consumo norteamericano que es donde se gana el dinero. Mientras los EE.UU. tengan demanda de droga, México les va a dar droga. Cuando dejen de hacerlo, el problema de la droga se acabará en México.
La cosa es así de sencilla y así de difícil, porque ¿cómo un gobierno norteamericano va a despenalizar la droga cuando todo el puritanismo y el protestantismo americano van a poner el grito en el cielo? Por eso propongo que México, junto a otros seis o siete países despenalice la droga. Quizás haya más drogadictos, pero no va a haber más narcos. Cuando se despenalizó el consumo de alcohol siguió habiendo borrachos, pero ya no hubo Al Capone.
Un cable de EFE, fechado en Barcelona y firmado por Irene Dalmases, dice que el escritor estadounidense Don Winslow, autor de la monumental novela “El poder del perro”, un riso en el que plasma la problemática del narcotráfico entre México y Estados Unidos, mantiene que la única manera de reducir este fenómeno “podría ser la legalización de las drogas”.
En una entrevista, Winslow a punto de presentar su obra en el marco de la Semana de novela negra de Barcelona (noreste de España), reflexionó hoy sobre los productos “valiosos” que a lo largo de la Historia han superado la fuerza de los Estados, desde la sal, al oro o el petróleo y las armas.
Tras cinco años de investigaciones para poder construir este “artefacto” literario, el novelista concluye que el poder de los cárteles en México es en la actualidad tan grande que “si los sumas
a todos ellos tienen más armas y dinero que el Gobierno del país”. Por ello, advirtió: “si no cambiamos nuestra manera de ver el tráfico de las drogas, nada cambiará”.
A su juicio, si lo único que llevan a cabo las fuerzas policiales es el arresto de un capo, aunque sea el más importante, “lo más que consiguen es crear una vacante que pronto será llenada por alguien con mayor inteligencia estratégica”.
“Lo único que podría reducir el narcotráfico -prosigue- es la legalización de las drogas, porque eso provocaría acabar con los beneficios que se generan ahora y también con el poder de quienes se quedan con estos beneficios”.
Aunque nacido en la costa Este de los Estados Unidos, Winslow lleva años residiendo en San Diego, una ciudad fronteriza, que conoce bien. También detective durante una época de su vida, cree que el oficio le ha servido ahora para afrontar este título, especialmente a la hora de entrevistar a la gente y de “tener el olfato para detectar la mierda, para decirlo – puntualiza- de alguna manera”.
A pesar de que el retrato que ofrece de México no resulta nada alentador – “si fuera allí y tuviera un accidente de coche seguramente no sabría si es fortuito”- Don Winslow remarcó que siente “el máximo afecto y respeto por el país”.
Y yo reitero que aunque se llamen Ejército Nacional, Marina de Guerra, Dirección Nacional de Control de Drogas, Policía Nacional, Ministerios Público…son las bandas oficiales las que producen y comercializan las drogas “ilegales”.
Y son ellas las que negocian con el dinero generado por el consumo de la Cocaína, la Marihuana y demás hiervas usadas como estimulantes. Las fuerzas estatales se oponen a la legalización porque perderían la forma ilegal en que hacen fortuna, pero las evidencias son claras: Cada vez que eliminan a un “capo”, dejan una vacante que es ocupada por otro más inteligente. Agosto ha superado a Quirino, eso debe tener a Quirino muy molesto.
Una vez más reitero mi llamado para que los presidentes latinoamericanos convoquen a una reunión y, para que no se dejen quitar el negocio de las corporaciones Norteamérica, creen la Corporación Latinoamérica de la Coca –COLACO-. Porque las drogas, y ese es el único y santo camino, tienen que ser Legales, Seguras y Pocas.