El señor Daniel Rodríguez en su artículo “Haití Should Merge With the Dominican Republic” (Haití debe fusionarse con la República Dominica), publicado en FOXNews.com, presenta unos argumentos que denotan una absoluta ignorancia del conjunto de elementos que constituyen los pueblos, entre los cuales cabe destacar su origen, cultura, costumbres, religión, estructura económica e idioma que la gente posee en común, componentes recogidos en los anales históricos desde la creación de un país hasta el presente. Y es precisamente cuando algunos de esos elementos se desintegran, que aparecen las desavenencias y como desenlace de esa descomposición surgen los conflictos que trascienden en revueltas; revoluciones o la separación de las colonias de sus respectivas “madre patria”. En ese proceso de recurre muchas veces a sangrientas luchas, siendo sin dudas la más cruenta en este continente, la que precisamente libraron los esclavos del oeste de la colonia francesa de Saint-Domingue (La Española) para obtener su libertad, consiguiendo fundar la República de Haití. Forzar a un pueblo a revertir ese logro por medio de una fusión con otro de características muy diferentes, es contrario al desarrollo y aspiración natural del ser humano.
También se manifiesta en el referido escrito, una falta de respeto y un alto grado de insensibilidad por el pueblo haitiano, actitud aun más reprochable en estos momentos de dolor y tristeza, tratándolo como si Haití fuese un breve ensayo de país y hubiese adquirido su independencia de Francia en tiempos muy recientes, olvidando o tal vez ignorando, que se trata de la segunda república más antigua de América. El autor no se atreve a sugerir la vuelta a la esclavitud de los haitianos, en pleno siglo XXI (tal vez haya oído hablar de los derechos humanos) y propone la desaparición de Haití como nación soberana e independiente, país que es además miembro fundador de las Naciones Unidas, para que sea absorbido por la República Dominicana caprichosamente, concepto reiteradamente rechazado por todos los dominicanos.
El señor Rodríguez es cofundador de la “Alianza para la Estabilidad Económica” y profesor adjunto de “Negocio Internacional en Mercy College” de Nueva York. Las credenciales que sustentan su “iluminada” propuesta la expresa al comienzo de su artículo, al señalar que “él ha vivido en varios países caribeños y ha visitado Haití muchas veces, pudiendo apreciar la miseria que satura todo el país”. Las palabras de este señor demuestra una vez más, que visitar países con frecuencia no necesariamente significa que se adquiere conocimientos extensos de sus fibras medulares, y tiende por el contrario, a suscitar en el visitante la falsa creencia de poseer un amplio dominio de la materia. Para adquirir ese dominio se requiere una amplia y profunda evaluación las culturas e historia sin lo cual se está muy lejos de poder expresar una opinión educada sobre los pueblos. Es triste y decepcionante que en esta época un profesor universitario de un país altamente desarrollado, exprese con absoluta indelicadeza, ideas y propuestas sustentadas por la ignorancia.
Estoy por creer que el Sr. Rodríguez como miembro de la “Alianza para la Estabilidad Económica” fue artífice, o cuando menos un proponente, del modelo que contribuyó a la crisis económica cuyas consecuencias aun sufrimos; y como profesor del “Mercy College“ (Colegio de la Misericordia) solo puedo sentir piedad por sus alumnos.
Con respecto a su incongruente proposición le respondo por este medio al señor Rodríguez que no se puede aplicar a los países el concepto de fusión que utilizan las empresas, como él menciona. En esos casos se requiere de un alto grado de sinergia para que a través de la desaparición de una o más empresas, se logre la fortaleza competitiva necesaria para asegurar el futuro de sus respectivos negocios.
Tal vez inconscientemente él propone aplicar en nuestra isla el concepto de asimilación de países vecino como realizó Rusia, bajo la Unión Soviética. Fue un experimento sangriento de unas dimensiones sin paralelo en la historia mundial, que todos sabemos resultó en un rotundo y descomunal fracaso. Parece que el Sr. Rodríguez desconoce que en un mundo globalizado los países no se fusionan sino que tienden a conformar o insertarse a bloques económicos. Se concretan tratados de libre comercio bilateral y multilateral para competir y mejorar sus condiciones de vida. Hemos visto la creación de pequeñas nuevas naciones independientes como Kosovo, Montenegro; Bosnia y Herzegovina, etc. fundamentadas en las aspiraciones de la mayoría de sus habitantes expresada libremente en plebiscitos. También la Unión Europea nos demuestra que las regiones se hacen más autónomas dentro de los países que la componen, reconociendo el derecho de los pueblos a tener un mayor grado de independencia.
Es por lo tanto incongruente que el Sr. Rodríguez ignore esas tendencias, proponiendo la fusión de dos países soberanos “para que los haitiano logren mejor condición de vida”, sin obtener la opinión al respecto de los habitantes de ambas naciones. En otras palabras, que una sociedad madura aunque poco desarrollada económicamente, poseedor de una cultura afro-caribeña única en su genero desarrollada durante más de doscientos años, desparezca integrándose a un país con una población de un tamaño similar con una cultura e idioma muy diferentes y mucho más desarrollado en todo los aspectos.
No podemos ignorar los detalles de conflictos profundos y sangrientos detallados brevemente en el antepenúltimo párrafo de este escrito, los cuales nos han separado y aun influyen en nuestras relaciones, ampliamente conocidos por todos los haitianos y dominicanos pero obviamente rechazados por el Sr. Rodríguez. Es evidente que no se informó correctamente durante sus repetidas visitas a Haití, y por otro lado no menciona visita alguna a la República Dominicana para conocernos y poder apreciar la gran diferencia entre los dos países. Tampoco creo que él haya mostrado interés en consultar a haitianos y dominicanos sobre su "inspirada” idea, posiblemente porque considera que los habitantes de esta isla no poseen la capacidad intelectual para apreciar las “bondades” e impresionante “lógica” de tan avanzado concepto.
En su indescriptible ignorancia, ese señor apoya su tesis de la creación de la llamada “República Dominicana Haití” citando como comparación “algunos” obstáculos a superar similares a los enfrentados en la reunificación de las dos Alemanias en 1991. Obviamente para él, reunir ciudadanos alemanes separados durante treinta años por una barrera divisoria elevada en su propio país, consecuencia de dos sistemas políticos opuestos (uno de los cuales fue impuesto a la fuerza por una potencia de ocupación) es igual a integrar dos pueblos totalmente diferentes que lo único que tienen en común es compartir una isla de unos 48,000 kilómetros cuadrados. Uno es de origen africano y cultura subsahariana con un idioma propio y exclusivo, y el otro de cultura y costumbres hispanas muy arraigadas.
Sin considerar los conflictos y extrema violencia que se producirían en la isla con solamente intentar el proceso de unificación (reitero que es algo inconcebible para todo aquel que conozca los dos países) en el hipotético caso de lograrlo, los resultados serían inmensamente negativos y peligrosos para la integridad física; cultural y económica de sus habitantes. Podemos anticipar la proliferación de pobreza extrema y enfermedades en toda la isla. Depender de la ayuda “desinteresada” de los países ricos es irrisorio. Si no se olvidan totalmente de nosotros, los 19 millones habitantes que constituirían la población inicial del nuevo país, estaríamos sometidos para sobrevivir a la dependencia de dádivas al igual que se ha sometido durante décadas a Haití, con las consecuencias finalmente reconocidas como inaceptables por la comunidad internacional, situación “descubierta” como resultado de la masiva intervención humanitaria a raíz del terremoto del 12 de enero.
Para no extenderme más allá de lo prudente, he concentrado mis comentarios sobre la posición de Haití dejando fuera detalles precisos sobre el impacto de una fusión en nuestro país, por considerar que la nación vecina es la más ofendida en este caso. Además considero que los dominicanos son muy conscientes de las consecuencias de semejante barbaridad y la rechazamos sin titubeos. Basta reiterar que el resultado para nuestro país sería funesto, con la desintegración de todo lo que representa nuestra identidad así como la desaparición de los logros económicos y sociales que tanto sacrifico ha costado. Por consiguiente este asunto para los dominicanos está fuera de discusión por ser una cuestión sencillamente absurda. Para nosotros ese tema es para tratarlo exclusivamente en manicomios por los enfermos mentales.
El señor Rodríguez obviamente muy influenciado por los avances tecnológicos y sistema de vida acelerado de la sociedad norteamericana, pretende obviar el esfuerzo necesariamente tenaz y a largo plazo requerido de los países desarrollados y por supuesto de los haitianos, para lograr la recuperación y el desarrollo sostenido de Haití. Él considera que el pueblo haitiano no tiene la capacidad para participar activamente en esa ardua labor como le corresponde, y rechaza que nuestros vecinos puedan autogobernarse. Pretende solucionar los problemas de ese país aplicando el principio de la eutanasia sin consultar al enfermo ni aquellos que sufrirían las consecuencias de tal acción. Siguiendo ese esquema, propongo por ser mucho más práctico; menos costoso y sin dudas con muchas más probabilidades de éxito, la integración de Haití a los EE.UU. como el Estado 51, sin la necesidad de consultar al Congreso ni al pueblo de esa Nación por supuesto.
Es obvio que el señor Rodríguez desconoce o prefiere ignorar nuestra historia. Su propuesta fue adoptada con resultados desastrosos en 1822 por Haití, con la ocupación durante 22 años del territorio que hoy representa la República Dominicana. Ese periodo aun repercute en la mente de los dominicanos los cuales forjaron su identidad de ciudadanos libres e independientes durante los combates y eventual derrota infligida a los ejércitos haitianos, hasta forzar su salida del territorio ocupado, logrando con ello establecer una nueva república americana. Es muy probable que el señor Rodríguez ignore que la República Dominicana fue el único país en este continente que se independizó de un país vecino invasor, y no de la madre patria. También debo mencionar la sangrienta invasión de Dessaline y Christophe en 1805 que los dominicanos tampoco olvidan, así como la masacre de miles de haitianos por dominicanos en 1937, hecho indescriptible que los haitianos aun recuerdan con pavor. Esos son sucesos sangrientos indelebles protagonizados por los dos países ambos en calidad de victima y victimario, que el señor Rodríguez propone fusionar.
Por otro lado debemos reconocer que la propuesta del Sr. Rodríguez otorga a la República Dominicana la capacidad de absorber a nuestros vecinos con una población de un tamaño similar al nuestro, con el apoyo de alguna ayuda internacional, lo cual nos sitúa al nivel de los EE.UU. que es el único país que ha mostrado poseer los medios y el deseo para “crear” países o cuando menos modificar su estructura social y económica como lo ha intentado en Irak y Afganistán, sin lograrlo aun. Que alguien del nivel académico del señor Rodríguez crea y haga de conocimiento público que los dominicanos somos capaces de semejante gesta, debe llenarnos de orgullo y tal vez debamos agradecerle esa inmerecida distinción.
Mientras tanto siendo humildes nos conformamos con ser buenos vecinos, como lo hemos demostrado desde el terremoto del 12 de enero, pero sin mayores aspiraciones que la de continuar siendo siempre eso…… vecinos confiables, respetuosos y solidarios.
“Link” para leer el articulo del Sr. Rodríguez
shttp://www.foxnews.com/opinion/2010/01/25/daniel-rodriguez-haiti-dominican-republic-merge/#discussion-form