El ejercicio de un periodismo transparente sobre la base de la verdad, la ética y la firmeza, es peligroso, máxime si se combate la corrupción, el microtráfico, el narcotráfico, lavado de dinero, el crimen organizado y los delitos conexos.
En nuestro país tenemos ejemplos: los asesinatos de los periodistas Orlando Martínez, una pluma plural, insobornable y comprometida con los mejores intereses del pueblo.
También, Gregorio García Castro, Luís Reyes Acosta, Guido Gil, y Plinio Díaz, entre otros.
Hace varios años la banda Los Sayayines dirigida por Hedí Vladimir Pujols Pujols (Vla), asesinó al periodista Juan Andujar, un paladín del periodismo regional, luchador incansable contra la violencia, el crimen, el narcotráfico y por la preservación del medio ambiente.
Este sicario del cartel del Sur persiguió por las calles de Azua a los periodistas, arrancándole un brazo con un disparo de escopeta a Jorge Luís Sención.
El narcodelincuente Vla Pujols tiene más de diez muertes mal contadas, y por el asesinato de Andujar fue condenado a 30 años de prisión.
Estos hechos bastan para comprender el lenguaje criminal del narcotráfico y sus aliados cuyo lema es plata o plomo.
Los que coquetean, sirven a sus intereses, proyectan una imagen social positiva de los capos reciben la plata, mucha plata, jeepetas, apartamentos, fincas y llevan una vida llena de privilegios; y quienes rechazan estas ofertas les dan plomo. Es un sistema criminal que se aplica aquí y en el mundo. Colombia, es un ejemplo donde los carteles asesinaron a más de 278 periodistas incluyendo al director del periódico El Espectador, don Guillermo Cano Izasa.
El periódico El Espectador fue dinamitado en dos ocasiones por órdenes de Pablo Escobar Gaviria.
La República Dominicana, que goza de un clima de relativa paz, y de un ejercicio pleno de la libertad de expresión, comienza a sentir los efectos del crimen organizado y el narcotráfico.
Las estructuras del narcotráfico tienen infiltraciones en los estamentos del Estado y algunos malos policías, malos guardias, malos marinos, malos jueces, malos periodistas, malos abogados, malos empresarios, malos banqueros y malos fiscales pretenden acorralar a las voces que en los medios de comunicación critican sus acciones criminales. Su objetivo es imponer la tiranía del silencio, borrar la memoria de la opinión pública estableciendo el terror como modo de vida.
El turno le toca ahora a Guillermo Tejeda, quien con valentía denunció en el espacio Resumen Final de Noticias que se transmite de 10:30 a 11:00 PM por Tele Centro, los escándalos que se producen en los tribunales de San Cristóbal favoreciendo con sentencias a narcotraficantes, homicidas y atracadores.
La jueza, si es que se le pueda llamar así, Carvajal Vizcaíno acusa a Tejeda de “encubrir y dejar impune el negocio de las drogas”. Nada más falso e injusto.
Guillermo Tejeda es serio, honesto y un profesional que enaltece el periodismo nacional.
Debe entender la jueza Carvajal Vizcaíno, que una ofensa como esa a Tejeda es una agresión a todos los periodistas, las periodistas, los fotógrafos y los camarógrafos, y como tal será enfrentada en el terreno que ella escoja.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa, tiene que actuar exigiendo que la jueza Carvajal Vizcaíno aporte las pruebas que tiene sobre la alegada vinculación de Tejeda actividades ilícitas del narcotráfico.
Definitivamente, la prensa no puede dejarse intimidar por el narcotráfico, jueces, juezas o autoridad de la calaña de Carvajal Vizcaíno, una real patrocinadora de sentencias complacientes en beneficios de capos, delincuentes, y atracadores.
Apoyemos a Guillermo Tejeda.