La esperada puesta en circulación del libro “Trujillo, mi padre”, de la hija menor del ex dictador Rafael Leónidas Trujillo, Angelita Trujillo Martínez, no pudo materializarse en la República Dominicana, ya que cientos de personas, portando pancartas, lo impidieron.
Mientras que en JW Marriot Hotel de Miami, Estados Unidos, la puesta en circulación transcurrió en calma y la señora Angelita Trujillo firmó cientos de sus libros, al tiempo que lamentó el acto no pudiera realizarse en el país.
El caos se adueñó este jueves de la sala de eventos del hotel Santo Domingo, provocado por grupos antitrujillistas y familiares de personas que perdieron sus parientes durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina que, según ellos, tiñó con sangre la nación.
Con consignas como “fuera Trujillo”, “asesino”, “basura” y “Angelita asesina”, cientos de personas evitaron que la hija menor del “Jefe”, y ex reina de la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, pusiera en circulación su libro “Trujillo, mi padre: En mis memorias, Angelita”.
Los antitrujillistas entonaron los himnos Nacional y del 14 de Junio y la periodista Patricia Solano entonó con mucho sentimiento “¡Patria, Minerva, María Teresa!”, alusivas a las hermanas Mirabal, asesinadas en la Era de Trujillo, aunque Angelita niega que su padre haya ordenado el crimen.
Patricia es hija de la señora Piky Lora, una de los miembros más prominentes del Movimiento 14 de Junio.
Las personas que protestaron contra la puesta en circulación de la obra pidieron al nieto de Trujillo, Ramfis Domínguez Trujillo, quien no estaba presente en el acto, que abandonara el país, sino lo buscarían y lo sacarían por la fuerza.
“Ese Ramfis Domínguez es producto de la tanta sangre que derramó el pueblo dominicano y no lo queremos en nuestro país”, vociferaban los manifestantes.
Mientras que el padre de Ramfis, Luis José Domínguez, dijo que su vástago tiene el mismo derecho que cualquier otro de estar en la República Dominicana, porque “su abuelo es el forjador de ese país y ellos lo saben, pero tienen miedo”.
El señor Domínguez dijo que la turba que boicoteó la puesta en circulación del libro de su esposa fue pagada por personas que se “han pasado 50 años diciendo mentiras, pero la verdad, aunque no la resistan, saldrá relucir”.
En tanto que parientes de Rafael Augusto Sánchez Sanlley vociferaban que “su familia quedó sin hombres, porque Trujillo los mandó a matar”.
Consignas similares gritaba una joven que se identificó como nieta de Gustavo de la Maza, también asesinado durante el régimen.
Los manifestantes consideraron un insulto a la memoria historia de los dominicanos permitir que Angelita pusiera a circular su libro en la República Dominicana. Las sillas estaban separadas para ejecutivos de la Universidad del Caribe y el público en general.
Defensores
Sólo dos mujeres sacaron la cara por la familia Trujillo durante el acto: Rebeca Herrera, quien afirmó no haber vivido la dictadura y Julieta Trujillo, sobrina del dictador, que aseguró que lleva más de 35 años viviendo en el país.
“Yo sólo quiero conocer la verdad de la historia; que dejen que se diga la verdad, porqué no permiten que la obra se ponga en circulación… ahhh, yo sé, porque hay mucha gente que no quiere que sus nombres salgan a relucir en el libro”, sostuvo la señora Herrera.
“Vivo en el país desde el año 1976; no me meto con nadie y nadie se mete conmigo”, dijo Julieta Trujillo, visiblemente enojada.
Otros que no tuvieron tanto valor como estas dos damas, sólo se atrevieron a murmurar que “si hubiese sido en Estados Unidos, toda esta gente estuviera presa” y “la mayoría de la gente que protesta contra Trujillo es porque vive de una fundación antitrujillista”.
“Corre corre”
Tras conocerse que la obra no sería puesta en circulación en la República Dominicana, miembros del cuerpo de seguridad de Unicaribe armaron un “corre corre” para sacar las obras del hotel lo más rápido posible.
Los libros fueron sacados por una puerta que está cerca del salón, conducido por un pasillo y montados en una camioneta negra con rumbo desconocido. Más de diez seguridad participaron en la recogida de la obra.