En Barcelona, España, detienen a sospechosos acusados de transportar drogas procedentes de la República Dominicana hacia la Madre Patria. Hace mucho tiempo que se habla del ir y venir del tráfico de estupefacientes. O sea, el país como puente; pero, también como consumidor. Ambas cuestiones mantienen a las autoridades dominicanas en jaque.
En el país, hasta los parques citadinos son escenario, teatro y guaridas de drogadictos, prostitutas e indigentes, como ocurre con el parque Eugenio María de Hostos, de Ciudad Nueva, tal y como lo describen los colegas Víctor Núñez y Amaurys Florenzán.
La situación se agudiza. En este caso se trata del abandono en que el Ayuntamiento del Distrito Nacional ha sumido el lugar, tras detenerse los trabajos de remodelación, iniciados en 2005. Pero, la droga se pasea, desde los rincones del país, incluyendo cementerios, parques, escuelas, hasta encumbradas edificaciones y uniformados implicados en tales hechos.
Más aún, atraviesa mares, fronteras y ya no sólo se propaga por territorios vecinos, sino que se aposenta en la vieja Europa con matices diferentes y que en el decir del asesor del Poder Ejecutivo en materia de Narcotráfico, Marino Vinicio Castillo, hay implicaciones mayores en este caso de drogas en España y entiende, además, que la naturaleza del cargamento de 1, 200 kilos es propia de carteles del narcotráfico.