Lo triste es que no sólo ocurre esto en Santiago, o en la capital del país. Las escenas se repiten a todo lo largo y ancho del territorio nacional y lo peor es que aún cuando se trata de un vil negocio, las manos inescrupulosas que lo manejan no cesan de enriquecerse con algo tan sombrío como es la explotación infantil en todos los sentidos.
En estas páginas se publica “el rescate”, por parte de las autoridades de 20 niños y adolescentes haitianos menores de 14 años de edad, abandonados en las calles de la ciudad de Santiago.
Las escenas son idénticas acá, allá y en todas partes: limpian vidrios, lustran zapatos, o simplemente extienden sus pequeñas manos y piden.
Los horarios son diversos, sobre todo en esos en los cuales debían estar en las aulas recibiendo el pan de la enseñanza. Y en verdad, en su mayoría son haitianos, pero también hay un gran número de menores dominicanos en esta inhumana y criminal explotación que les despoja de sus derechos básicos.
Migración cataloga de aberrante el tráfico” de los pequeños desde Haití, la manera en que son abandonados por sus propia familia y expuestos a todo tipo de abusos.
Es como una mala yerba que se intenta arrancar de raíz y se reproduce sin pudor. Pero, tanto las autoridades dominicanas, como las del vecino país, así como las instituciones encargadas de proteger a los menores, saben que el asunto no se ha presentado después del terremoto que azotó a Haití, en enero pasado. Hace muchos lustros que este mal persiste. Los medios en la República Dominicana han publicado constantemente el triste destino y fin de los denominados niños de la calle.
Desde hace muchos años también, las leyes intentan abogar por sus derechos elementales a la educación, alimentación, salud y otros beneficios. Pero, nada mejora, ni para ellos, ni para esta sociedad que ve con horror cómo se desarrolla una parte de esa generación que debe continuar el futuro. ¿Cuál futuro?, será la pregunta básica, porque un ser con la niñez robada, si no es tratado a tiempo, es muy difícil que pueda asumir compromisos con el mañana.