En Perú se prepara un importante Congreso de Medicina Natural y como dice un bello texto, “el sentimiento de la urgencia hace crear…”, sobre todo para conservar la salud y la vida.
En la República Dominicana como en Perú, el derecho a la salud pública tiene muchas vertientes, no siempre felices. Por ello, y como no siempre las políticas en este sentido alcanzan a las mayorías, las personas recurren a la llamada medicina alternativa, plena de conocimientos ancestrales relacionados con prácticas que bien empleadas ayudan y protegen al ser humano.
Perú es rico en esta sabiduría popular, practicada durante siglos por una gran parte de la población en todas sus regiones, a través de diferentes expresiones y usos.
Hablamos de una medicina basada en yerbas y los denominados “remedios caseros”, esos mismos con los cuales, sobre todo en las zonas rurales e interior del territorio dominicano, las familias aplacan catarros, bajan las fiebres y recurren a necesarias prácticas que pueden ayudar a curar y hasta prevenir enfermedades.
Se sabe, además, que estas experiencias se han llevado a cabo sistemáticamente al margen de la institucionalidad, en una coexistencia con el modelo biomédico dentro de un estatus denominado pluralismo médico.
No todos están de acuerdo con la medicina natural y alternativa. En Perú, se entiende que uno de los factores que ha incidido en su no reconocimiento o exclusión ha sido “la relación de subalternización” con relación al sistema médico occidental vigente.
Pero, es innegable que la praxis, como criterio de la verdad, ha conducido los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas del Perú hasta nuestros días. En mayo de 2009, la Comisión de Salud del Congreso peruano aprobó una modificación de la ley que proponía la integración de la medicina tradicional, alternativa y complementaria al sistema de salud en ese país.
De los debates, las violencias estructurales y prácticas de exclusión social no hablaremos en estas líneas; pero, para dominicanas y dominicanos pobres- que son la mayoría-, congresos y leyes como la aprobada en la hermana tierra peruana, constituyen un espacio interdisciplinario de discusión y análisis, imprescindible para ayudar allá, acá y en muchos lugares necesitados de este mundo.