El poder combinado con ciertas habilidades y capacidades tiende a llevar a las personas hacia un espacio de omnipotencia o creencia de supremacía, que les hace entender que lo pueden todo, que están por encima del bien y del mal, que a nadie ofenden y a todos agradan.
Las declaraciones del presidente Fernández en el denominado Foro Económico celebrada el jueves en la capital colombiana parece reflejar esos complejos de liderazgo y grandeza, que en muchas ocasiones producen acciones que rayan en la imprudencia en nombre de lo que se cree poseer.
Decir en Colombia que el señor Uribe no podrá presentarse como consecuencia de los constreñimientos constitucionales y que el mismo ha contribuido con la paz de la región, es una actitud impropia de un Jefe de Estado, que está obligado a respetar las normas internacionales que rigen las relaciones entre las naciones, específicamente el convenio de Viena del 1961, sobre relaciones diplomáticas.
Qué tantas emociones puede tener un presidente para derretirse en alabanzas a un hombre que como Uribe, referencia al tema central, la supuesta economía mundial y de paso el repetido tema de la ayuda a los haitianos. Jamás debió analizar la situación política colombiana, pues se trata de un asunto muy interno de estos, los cuales de por si deben estar cansados, no solo del vendepatrismo de Álvaro Uribe, sino también de ver su territorio sumergido en una guerra de varias décadas y mancillado con el uso por parte de una potencia extranjera enajena su territorio para que el Imperio establezca siete (7) bases militares, que no sólo persiguen combatir el supuesto terrorismo; sino que se crean para intimidar a los gobiernos progresistas de la zona y servir como soporte de guerra si las situaciones así lo reclaman.
Fernández no tenia necesidad de caer en las complacencias en que cayó, le bastaba el discurso protocolar y centrarse en el tema que convocaba, un supuesto Foro Económico Mundial, mismo al que concurrían muy pocos países, pero los complejos son traicioneros y en ocasiones tienden a cegar a los protagonistas del mundo.
Jamás debió entrar en el análisis de la coyuntura política colombiana, la cual es exclusiva de los ciudadanos de esa nación y mas aún, cuando estos siguen inmerso en una guerra que lleva varias décadas, sufren las consecuencias de un Presidente al servicio del gran poder mundial, que en nombre de combatir al terrorismo entrega su territorio a los norteamericanos con fines expansionistas y de dominación de la región suramericana o por lo menos tratando de impedir el avance de los pueblos oprimidos por las castas nativas en combinación con los grandes dominadores.
Los aplausos que recibió el presidente Fernández se corresponden con el círculo en que se encontraba, pero el pueblo colombiano repudia estas acciones, igual que lo hacen los dominicanos conscientes. Se podrá alegar que Uribe cuanta con alto porcentaje de aprobación, otros dirán que son mediciones hechas por los que dominan todas las áreas colombianas y llevan a que los pueblos tengan una sensación diferente a la realidad. Igual nos ocurre en el plano internacional con la situación dominicana, para muchos ciudadanos del mundo en nuestro país se vive casi una sociedad progresista y de holgura económica, mientras lo real es que atravesamos grandes padecimientos y calamidades a consecuencia de la injusta distribución de las riquezas, la existencia de una corrupción institucionalizada y un aparato publico que no responde a los intereses de las grandes mayorías nacionales.
A las extralimitaciones del presidente Fernández debemos agregar que el próximo 19 estará en Caracas para la firma de un acuerdo comercial con el presidente Chávez, mediante el cual la República Dominicana vende el 49% de las acciones de la REFIDOMSA, allí si le preguntan tendrá que explicar cuales son los puntos en los cuales el señor Uribe ha contribuido con la paz de la región y fortalecimiento de la democracia. En definitiva, para muchos resulta preocupante la actitud de un gobernante que debe saber cuales son sus obligaciones en el plano de las relaciones internacionales, pero que se destapa dando elogios y reconocimientos inmerecidos donde quiera que va.
La reacción que comentamos tiende a justificar la decisión asumida por Chávez hace varios meses cuando dijo que la mediación de Fernández era unilateral, es decir, que la hacia el solo sin que nadie se lo pidiera, al parecer, los elogios a Uribe y el irrespeto a la soberanía colombiana son el producto de esa sobreestima presidencial. Esperemos que Chávez Frías no lo espere con una de sus actuaciones atípicas y le saque en cara sus actuaciones en Cartagena de Indias, porque en definitiva. El presidente Fernández se extralimitó.