Tradicionalmente, las campañas políticas en toda la región de Latinoamérica son un festín. Un espectáculo. Un caudal de dinero recorriendo todo el país. Uso de los recursos del Estado (impuestos de las y los ciudadanos). Los candidatos(as) envueltos en millones de pesos. Toda una barbaridad. Paredes, vías públicas, televisión, radio, redes eléctricas, embardunadas que luego hay que gastar un dineral-de los contribuyentes-para limpiarlo.
Exhaustas suelen ser las campañas electorales. Exhaustos quedan los protagonistas. Exhaustos los actores secundarios. Buena temporada para los publicistas, periodistas, medios, en fin, toda una industria que debe comenzar rápidamente a reinventarse para la próxima contienda electoral.
Los ganadores y perdedores: esta es la sobremesa, aquí comienzan los debates tertulianos por todos los medios de comunicaciones a estudiar la sociología y psicología de unos y otros…
Bien, ahora, están todos y todas ustedes con cuyo esfuerzo en menor o mayor grado empujaron a sus preferidos candidatos(as).
¿Qué les queda de toda esa experiencia vivida?
¿La esperanza de que cumplan con sus promesas? ¿Tal vez? ¿Quizás? ¿No? ¿Sí? ¿Bueno?
Sólo, óiganme bien, sólo un Proyecto de Gestión, de Administración Gerencial con una “mentalidad primermundista de sus líderes”, dentro de un contexto político basado en la idiosincrasia del pueblo dominicano, y con el apoyo del pueblo, de que confíen una vez más en la política y en los(as) políticos.
Como escribí en una ocasión, nos guste o no, la política es el cordón umbilical del pueblo, de ella se nutre y regenera la sociedad. Considero y todos(as) ustedes estarán de acuerdo de que la República Dominicana, requiere un cambio y una actitud autocrítica desde los líderes políticos, de los hacedores de opinión pública y, por supuesto, de sus ciudadanos(as) ante lo que está aconteciendo.
Estos términos han sido satanizados por muchos(as). Pero, ciudadanos y ciudadanas, los mismos soportan la democracia, la justicia y el ordenamiento social y político de un país. Hemos vivido de mala manera, como cuando no hay un mando, un programa, una agenda, esto es, reglas y leyes que siendo puesta en ejecución, impriman seriedad y respeto. Todo anda o esta con un desorden de Estado producto de fallas en las aplicaciones-del bicho que ha corroído la sociedad-desde su máximo exponente como es el presidente de un país, hasta aquellos que están bajo el protectorado de barrilitos, nominillas y en una “pobre figura” que tiene distraída a casi toda la población.
No podemos hacer lo que se nos dé la gana. No. Un país, que así se maneja es igual a la República Dominicana que hoy tenemos. Y aquellos líderes, sean candidatos o no, que les venden esa idea es pura demagogia populista electoral.
Donde casi nadie cumple con su deber. La sociedad lleva meses pidiendo a gritos respuestas institucionales a casos de corrupción, narcotráfico, inseguridad, y lo más reciente, el uso de recursos del Estado con fines de continuar lo incontenible. Sólo se les ocurre entretenernos con un “muñeco de plástico” que nos recuerda la tragicomedia de nuestro país. No nos oyen ni escuchan.
Acudamos masivamente a las urnas. Votemos por la igualdad de todas y todos los dominicanos, al menos, démosle la oportunidad a un congreso mayoritario, no para el “progreso” porque ya sabemos que ha sido un vulgar fiasco, sino por una cámara legislativa con más equidad de género, propuestas y el compromiso personal de implicarse con sus votantes y no votantes, ya que al fin de cuenta somos todos y todas dominicanos.
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) te ofrece esa garantía y tiene mucho que perder, por lo que, no puede ni debe permitirse que los votos de todas y todos nosotros dejen de multiplicarse como “panes” en el 2012!
Únete y forma parte desde ya de esta marea humana. De este sueño posible y realizable, de este proyecto político: por ti, por tus hijos e hijas, y por nuestros forjadores de la libertad e independencia de la República Dominicana.
¡Recobremos la confianza y nuestra dominicanidad!
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