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Ante la derrota esperada

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Al Partido Revolucionario Dominicano le fue como todas las proyecciones de las encuestadoras con credibilidad pronosticaron que le iría: tétrico.

Aún así, no peor, por el auxilio de dos factores que hicieron el papel de bolsas de aire en los casos de golpeaduras aparatosas: el número uno, la prioridad del Partido de la Liberación Dominicana y del Gobierno se dirigió a la boleta congresual, y la dos, la polarización hizo al PRD beneficiario de la extinción del tercer gran partido del sistema: el Reformista Social Cristiano.

Como aporte aislado, recibió en Santiago un valioso regalo del PLD.

Por esos factores, un partido que pedió 32 de las 32 senadurías que estaban en competencia, salió triunfante en sindicaturas como las de Santo Domingo Norte y Oeste, Santiago, Moca, San Cristóbal, San Pedro y Baní.

Pero frena cualquier celebración, la pérdida de las sindicaturas de La Vega y de Azua, y el hecho de que en esa lista de triunfos no puedan figurar, ni Santo Domingo Este, el municipio más poblado del país, ni el Distrito Nacional.

Consuela al PRD el planteo de que, supuestamente, en los votos de partido a partido, aventaja al PLD en trece o catorce provincias. Lo propio se argumentó en las últimas elecciones presidenciales ganadas por Leonel Fernández, con un 58%: que tal hazaña se produjo por los aliados, porque el PLD como partido se situó en un 49% y que es gracias a los aliados que rebasa el cincuenta mas uno y gana ampliamente.

La poca consistencia de ese alegato puede comprobarse en que ninguna encuesta proyectó al PRD por encima del PLD, en ninguna provincia, por el contrario hubo casos, como en el Distrito, en que en algún momento la candidata del PRD se proyectó por encima del candidato oficialista, pero en el rango de los partidos siempre se proyectó la supremacía del PLD.

Los senadores del PLD han ganado con los votos proyectados para el PLD como partido, incluso en mediciones como las que hizo el Centro Económico del Cibao para el PRD.

Que un porcentaje de esa votación se haya expresado a través de los aliados, es sencillamente porque el principal nutriente de esas fuerzas, es precisamente el PLD.

El avance que el PRD reivindica tiene ciertas limitaciones.

No pudo conservar su hegemonía, ni en bastiones como Azua, que les eran fieles hasta en los peores momentos. En esta provincia recibió su derrota más estrepitosa, no solo perdió ampliamente la senaduría, sino además las diez plazas municipales.

Los alegatos de fraude en la mayoría de los casos son peregrinos, se pretende, por ejemplo, atar la suerte de la boleta A a la B, cuando en alguna el voto pudo ser efectivo y en la otra nulo, ese supuesto descuadre se ha dado en las candidaturas que en PRD ha perdido y en las que ha ganado, por lo que no puede residir en ese factor, la causa de su pésimo desempeño.

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