El refranero popular dice que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” y los perredeístas por el momento hemos perdido la cuarta batalla nacional y la quinta en el Distrito Nacional, aunque todavía está pendiente la guerra final.
A los peledeístas le toca una vez más celebrar la victoria y a los perredeístas analizar la derrota, aunque debemos expresar que lo bueno y saludable de esto es que todavía estamos a tiempo de recuperarnos.
Una vez más ha quedado demostrado que la dirección del PRD no puede quedar en manos de personas y grupos que respondan a intereses de tendencias.
Sin temor a equivocarnos debemos decir que el doctor Emmanuel Esquea Guerrero, como ejemplo de resistencia, verticalidad y unidad partidaria, es una de las referencias éticas de nuestra sociedad y reserva moral del PRD, quien nos ha hecho falta en la conducción de los últimos procesos internos.
Estas razones son las que una vez animaron al Dr. Esquea a espaciar una candidatura para la presidencia del PRD y al mismo tiempo como abogado elaborar y firmar un documento legal de respeto y compromiso con la dirigencia de base, en el cual dejaba plasmado que no aspiraría a ningún cargo dentro y fuera de su organización, porque entendía que el árbitro del partido no podía obedecer a ninguna directriz partidaria
Los perredeístas deben comprender que la lucha aun no termina, por lo que debemos seguir apostando a la construcción de un partido de estructuras modernas.
El PRD tiene en carpeta una serie de actividades que realizar y una amplia agenda que cumplir.
En el Partido Revolucionario Dominicano no debe haber espacio para la tristeza, sino para la reflexión y el análisis y que para lograrlo tenemos que alejarnos de la montaña para poderla observar en su justa dimensión.
Está fuera de toda discusión el análisis sobre el uso de los recursos del Estado por parte del partido de gobierno en el pasado proceso electoral. Los miembros de la cúpula del PRD deben retirase a un lugar íntimo y en el marco de un seminario taller de crítica y autocrítica discutir entre sí la radicación de las fallas que una vez más han provocado la derrota del Partido Revolucionario Dominicano.
