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La droga y la política

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Ante el aluvión de denuncias sobre la evidente penetración del sórdido negocio de las drogas en la política doméstica de la República Dominicana, ya resulta imposible negar la influencia que los tentáculos del narcotráfico han desarrollado en el entramado político nacional. Desde “politiquillos”, que de pronto se encumbran y adquieren una relevancia cegadora, manejando los millonarios recursos que mueve el tráfico de drogas, hasta campañas y encuestas que se despliegan, financiadas por secretas fuentes de recursos.

Una de las voces que más alto se ha levantado para denunciar toda esta sucia trama, ha sido la del senador de la provincia Peravia, el peledeísta Wilton Guerrero, que por su verticalidad, no ha dejado de ser criticado hasta por sus conmilitones del propio partido oficialista.

En su más reciente denuncia, Guerrero ha puesto en evidencia lo que ha sido denominado como “el poderoso cartel de las drogas en la región sur de la República Dominicana”, que según reveló, pusieron en juego más de 150 millones de pesos para poder derrotarlo en las pasadas elecciones de medio tiempo. De frente a esta red criminal, el legislador peledeísta ha mencionado nombres de militares y autoridades civiles que se han convertido en cómplices del narcotráfico.

Pero ésas son las ramas que ha señalado el senador de Peravia, las que se ven hasta ahora. Más allá de lo obvio, quedan las profundas raíces que el narcotráfico ha estado cultivando en el país, que de puente para las drogas, ha devenido también en plaza de consumo y venta, así como en refugio para narcotraficantes buscados por la justicia internacional. Bastaría mencionar en este sentido al archiconocido José David Figueroa Agosto, con todo su aparataje delincuencial.

El crimen organizado está haciendo de las suyas en la República Dominicana: Invierte dinero, compra políticos y funcionarios, contrata sicarios y ordena ejecuciones que se llevan a cabo limpiamente, a plena luz del día, sin dejar, aparentemente ninguna pista, para la Policía que no hace más que quedar rezagada en esta carrera contra el narcotráfico.

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