Comparto con los lectores mi respuesta a un amigo que me envió el siguiente mensaje titulado “¿Por quien yo votaría…y tu?… ¡si lo conoces me avisas!
“Mi Candidato debe ser;
-Serio, con una trayectoria conocida e intachable.
-Con una sola familia (ni querida, ni amante ni mucho menos abusador de menores).
-Su preparacion academica es reconocida.
-Ciudadano probo, leal y con alto grado de moralidad.
-Experiencia comprobada.
-Ciudadano ejemplar y comunitario de su sector y/o pueblo.
-NUNCA ha hecho escandalos publicos ni privado ni tiene pendientes con la ley y/o sociedad.
-Si es de alguna religion, la practica de corazon.
-No me tiene ni un merengue o bachata como promocion insulsa y vacia.
-Tiene un verdadero programa, que de llegar a la posicion, lo cumplira al 100%.
-Siempre se dirigira con la verdad, y si tiene alguna falta la reconocera de inmediato.
-Con sus vecinos y allegados es solidario y respetuoso.
-No tiene vehiculos de lujo ni malgasta nuestro dinero en cosas no productivas e innecesarias.
-Siempre estará disponible y accesible a nuestras necesidades como nación progresista.
-No andará con una escolta innecesaria como si fuéramos un país convulsionado.
-Sera Patriota Verdadero y respetara otras Naciones.
-Trabajara en su oficina y de ser necesario viajara cuando las condiciones lo amerite.
-De inagurar cualquier obra comunitaria y/o social, delegara en las autoridades de esa zona.
-No me "vendera" cliches, de que estamos bien, que vamos a quien sabe donde, etc..
-Abanderado contra las drogas y no comercializa su reputacion ni fortuna con narcotraficantes.
-Cuando salga del cargo, podra servir como consejero sin sueldo del nuevo imcumbente.
-Es Guardian del patrimonio nacional.
Si lo conoces, me avisas para apoyarlo con mi voto.
Pedro”
Mi respuesta:
¡No estamos en Suecia ni Finlandia!
Hay que ser realista. Pongámosle un porcentaje razonable en cada requisito identificado (aunque el promedio no llegue al 50%) y tal vez logremos llenar algunas de nuestras expectativas, siempre que estas no vayan más allá de la percepción que tengamos de la capacidad del conjunto de los postulados.
Además, de que sirve esa lista de requisitos si la mayoría de los votantes no poseen la facultad para reconocer y valorar esas virtudes?. En nuestro país ser “Honesto” es sinónimo de “Pendejo”, y hay que reconocer que los candidatos surgen del pueblo. Por consiguiente son fieles exponentes de nuestra cultura y por supuesto del bajo nivel de educación que en términos generales arropa a nuestra sociedad. A que aspiramos?….A que nuestros gobernantes vengan de Marte?. Además no sabemos si en Marte existen esos altos conceptos!.
Por otro lado, en el momento que tengamos que redactar una lista con las aptitudes de candidatos idóneos como la que se propone, es evidente que los votantes no poseen el conocimiento necesario para seleccionar a sus gobernantes. Es como decirle a futuros choferes que el tráfico vehicular circula por la derecha, cuando esas personas no conocen la diferencia entre derecha e izquierda!. Creo que si se insiste en exigir ese conjunto de características fundamentales pero prácticamente inexistentes particularmente entre los políticos, lo más probable es que se produzca una enorme abstención ya que dudo que aparezca alguien en muchas partes del mundo, que las posea y esté dispuesto a sacrificarse para aplicarlas.
Además en una democracia se necesita muchos candidatos con esos preceptos para actuar en todas las ramas gubernamentales (gobierno central; cámaras legislativas; poder jurídico; municipios etc.) con los cual la demanda excede por mucho la oferta de candidatos. En un foro legislativo viciado, una persona con esos altos principios se pierde y queda aislada al ser rechazada por la mayoría, con lo cual quedaría neutralizado el efecto catalizador deseado por los que votaron a su favor. No obstante reconozco que es un comienzo.
Es posible que pueda haber una sola persona que logre convencer a la mayoría de que posee esas cualidades y algunas otras no mencionadas, que facilite su elección, pero una vez en el poder existe el riesgo de que la democracia se convierta en una dictadura franca o disfraza de democracia. Se puede citar algunos ejemplos de ese fenómeno.
Se trata pues, de educar a las masas en todos los sentidos, especialmente en lo referente a su responsabilidad colectiva en el quehacer diario, inculcando la necesidad de adoptar un sentido de ética moral y profesional, para asumir efectivamente el rol que le corresponde a cada ciudadano cotidianamente en un país democrático. Tal vez se deba empezar por definir y hacer comprender el sistema democrático, y en primer lugar aclarar que el ejercicio del voto es simplemente uno de los múltiples deberes y responsabilidades que le corresponde a cada ciudadano. Se trata de instruir sobre el comportamiento individual y sus efectos en la sociedad. Lo que una democracia requiere de sus ciudadanos deberá estar claramente definido y los componentes de esa conducta inculcados en la población a temprana edad, mucho antes de que esos ciudadanos alcancen la edad que les permita ejercer el derecho al voto con el cual contribuyen directamente al destino del país.
En ausencia de ideologías políticas definidas y ofertas de planes coherentes para el desarrollo y bienestar social por parte de los candidatos, un electorado poco exigente por falta de preparación académica y con limitadas aspiraciones, responde fácilmente a la demagogia con promesas incumplidas reiteradas en campañas proselitistas anteriores, y junto con la búsqueda y aceptación de dádivas los votantes se convierten en pordioseros de la clase política. El carisma de los candidatos adquiere mayor atractivo que sus habilidades y meritos, y no se cuestiona la autenticidad ni factibilidad de las propuestas. Además las promesas de los candidatos responden a lo que la mayoría desea oír, aun sabiendo que estas no serán cumplidas, y así se mantienen vivas las esperanzas de un pueblo que se concentra en el presente sin pensar en el futuro.
Y es tal vez por la combinación de esos factores, que en nuestro país la gran mayoría busca ser favorecido individualmente sin importarle el destino de la Nación. Es decir que el resultado de unas elecciones democráticas refleja el compendio de intereses egoístas desarticulados, con el propósito de obtener un bienestar propio por encima de los intereses colectivos, donde el concepto sagrado del “Gobierno del pueblo; por el pueblo; para el pueblo …” se desvirtúa en el “ Gobierno del pueblo por el pueblo para favorecer a cada uno de nosotros por encima del pueblo..” Claro que bajo este concepto los individuos olvidan que ellos conforman el pueblo y su bienestar individual a cualquier precio en detrimento del bienestar colectivo, es irresponsable y atenta contra la estabilidad social.
Finalmente en una democracia, el pueblo elige el gobierno con el cual la mayoría de los votantes se identifica. Los que se abstienen dan su consentimiento por “default” y por consiguiente los gobernantes electos representan el pensamiento y proceder colectivo del pueblo. Si en una democracia los ciudadanos no son pro-activo, para muchos ( tal vez la mayoría de la población adulta) es probable que el gobierno de turno no sea el que desean, pero es sin dudas el que se merecen …. Digo yo!